Primera Lectura. 1 Juan 5,14-21.
14Esta es la seguridad que tenemos al dirigimos a él, que si pedimos algo conforme a su designio, nos escucha; 15 y al estar ciertos de que él escucha cualquier cosa que le pidamos, estamos ciertos de que obtendremos lo que le hemos pedido.
16Si uno se da cuenta de que su hermano peca en algo que no acarrea la muerte, pida por él y le dará vida. Digo los que cometen pecados que no acarrean la muerte. Hay un pecado que acarrea la muerte; no me refiero a ése cuando digo que rece. 17Toda injusticia es pecado, pero hay pecados que no acarrean la muerte.
18 Sabemos que todo el que vive como nacido de Dios no peca; no, lo preserva el que nació de Dios, y el Malo no puede atraparlo.
19Sabemos que somos de Dios, mientras el mundo entero está en poder del Malo.
20Sabemos que ha venido el Hijo de Dios y nos ha dado entendimiento para conocer al Verdadero, y estamos con el Verdadero, estando con su Hijo, Jesús Mesías. Ese es el verdadero Dios y vida definitiva.
21Hijos, guardaos de los ídolos.
EXPLICACIÓN
14-21.Los que son hijos de Dios y tienen la experiencia de la vida definitiva tienen la seguridad de que Dios los escucha en todo lo que contribuye a realizar su designio. La conciencia de ser escuchados es tan cierta, que lo que se pide es ya de alguna manera poseído (14-15).
Eficacia de la oración por un miembro de la propia comunidad que falla en algo, pero no abandona su compromiso de fe y amor; la oración, expresión de amor, comunica vida. El pecado que acarrea la muerte: la opción en contra del amor; no amar, sino odiar; quien tal hace se priva de la vida definitiva (3,15). Se puede orar por él, pero no es a esta oración a la que se refiere el autor (16; cf. 3,14-15). Las incoherencias del cristiano no siempre suponen el abandono de su adhesión (17).
Tres vivencias que se derivan de lo que es Dios y de la vida que ha dado a los hombres:
Primera, que Jesús, el Hijo de Dios, protege contra el pecado a los que han nacido de Dios; «el Malo», personificación de los valores del sistema injusto (cf. 3,8) (18).
Segunda: la conciencia de pertenecer a Dios, y de la oposición a los valores del mundo (19).
Tercera: conocer por medio de Jesús al verdadero Dios Jn 17,3; 6,44; 14,6; vida definitiva, cf. Jn 5,26) (20).
Sólo el Dios que Jesús revela, el que es amor y exige fraternidad, es el verdadero; ídolos, todas las falsas imágenes o concepciones de Dios que se han fabricado los hombres. Cualquier dios distinto del que se revela en Jesús, aunque se le invoque como Dios de los cristianos, es un ídolo (21).
Salmo 149,1-6.9
1¡Aleluya! Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza
en la asamblea de los leales;
2festeje Israel a su Creador,
los Hijos de Sión a su Rey.
3Alabad su nombre con danzas,
tañendo para él panderos y cítaras;
4porque el Señor ama a su pueblo
y corona con su victoria a los oprimidos.
5Que los leales celebren su gloria
y canten jubilosos desde sus lechos:
6en las gargantas vítores a Dios,
en las manos espadas de dos filos,
9Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus leales. ¡Aleluya!
Explicación.
149,2 "Creador" o hacedor de la nación. “Hijos de Sión": tiene un solo antecedente, JI 2,23. Creo que aquí denota a cuantos aman la causa de la ciudad: cfr. Is 66,8.10.
149,3 "Danzas": algunos imaginan una danza sacra de espadas (Ez 21,14-22), una pantomima cuyo texto, que va explicando la acción, es el salmo. Unos hacen de enemigos vencidos, otros fingen la ejecución; concluyen cantando la victoria.
149,4 Estos "oprimidos" quizá procedan de Sof 2,3.
149,5 "Celebren su gloria": semejante a Is 13,3. Creo que es enfático, "incluso en el lecho"; inspirado en Dt 6,7.
149,6 Recuerda Neh 4,11. El fervor religioso de la lucha se expresa en las arengas de los Macabeos: 1 Mac 1, 18s; 4,9-13; 9,44-47.
149,9 La ejecución del culpable puede ser competencia honorífica, como muestra Jue 8,20s.
Transposición cristiana.
Leyendo el aviso de Jesús a Pedro, Mt 26,52-54, vemos que las batallas del salmo tienen que transponerse a otro orden, p. ej. como lo propone Ef 6,12.
Evangelio. Juan 3,22-30.
22. Algún tiempo después fue Jesús con sus discípulos a la comarca de Judea, se detuvo allí con ellos y bautizaba.
23. También Juan estaba bautizado en Enón, cerca de Salim, por haber allí agua abundante; se presentaba gente y se bautizaba
24. (aún no habían metido a Juan en la cárcel).
25. Entablaron una discusión los discípulos de Juan con un judío sobre ritos de purificación.
26. Fueron después adonde estaba Juan y le dijeron:
- Maestro, el que estaba contigo al otro lado del Jordán, y de quien tú diste testimonio, resulta que ése está bautizando y todos acuden a él.
27. Replicó Juan:
- Nadie puede apropiarse cosa alguna si no se le concede del cielo.
28. Vosotros mismos me sois testigos de que dije que no soy yo el Mesías, sino que me ha enviado delante de él.
29. El que se lleva a la esposa es el esposo, y el amigo del esposo, que se mantiene a su lado y lo oye, siente gran alegría por la voz del esposo. Por eso, esta mi alegría ha llegado a su colmo.
30. A él le toca crecer, a mí menguar.
Explicación.
Jesús bautiza (22) o hace bautizar a sus discípulos (4,1), mostrando así su acuerdo con el movimiento contestatario comenzado por Juan Bautista (1,28). Éste ha tenido que cambiar de lugar, ya ha comenzado la persecución contra él (23). Se quiere absolutizar a Juan Bautista; aunque él se presentaba sólo como precursor (1,6-8.15.26.30), sus discípulos pretenden oponerlo a Jesús (26); Juan reafirma su misión y manifiesta su gozo por el éxito del Mesías-Esposo (27-30).
Lo ocurrido con Juan ha sido la tónica general del judaísmo: se había dado valor permanente a los enviados de Dios en el AT, en particular a Moisés. Ellos y su mensaje no se consideraban anuncio y preparación del Mesías, sino término en sí mismos.