Primera Lectura: Sabiduría 2, 12. 17-20
12Acechemos al justo, que nos resulta incómodo:
se opone a nuestras acciones,
nos echa en cara las faltas contra la Ley,
nos reprende las faltas contra la educación que nos dieron;
17Vamos a ver si es verdad lo que dice:
comprobando cómo es su muerte;
18si el justo ése es hijo de Dios, él lo auxiliará
y lo arrancará de las manos de sus enemigos.
19Lo someteremos a tormentos despiadados,
para apreciar su paciencia y comprobar su temple;
20 lo condenaremos a muerte ignominiosa,
pues dice que hay quien mira por él.
EXPLICACIÓN.
2,12-16 La descripción se desarrolla en dos series paralelas que desembocan en la filiación - paternidad. En el AT es "hijo de Dios" el pueblo entero o el rey. La tradición cristiana ha aplicado el texto a Jesucristo.
2,12 Esta ley se opone a la que ellos promulgan en el v. 11, Y puede muy bien ser la ley mosaica; en tal caso, por paralelismo, la educación sería la recibida como hijos de Israel.
2,17-20 La muerte va a ser la prueba definitiva, con apariencias de proceso. En él probará el justo si su confianza es auténtica, si sus palabras salen verdaderas, en él se somete a prueba su Dios. Será "el momento de la verdad". Los paralelos se agolpan: salmos, Is 53; Dn 3,16-18; y del NT: Mt 27, 40.43; Jn 19,7.
Salmo: 54,3-8.
3Oh Dios, por tu honor sálvame,
con tu autoridad júzgame.
4Oh Dios, escucha mi súplica,
atiende a mis palabras.
5Porque unos extraños se alzan contra mí,
me persiguen a muerte,
sin contar con Dios.
6Pero Dios es mi auxilio,
el Señor sostiene mi vida.
7Que su maldad se vuelva contra mis contrarios,
por tu fidelidad destrúyelos.
8Te ofreceré un sacrificio voluntario,
dándote gracias, Señor, porque eres bueno,
EXPLICACIÓN.
Es una súplica bastante convencional, con las motivaciones del género: el peligro propio, la persecución enemiga, la bondad de Dios. La súplica es judicial: pide ser juzgado, denuncia la culpa del enemigo, invoca la sanción y su ejecución. El orante no pide venganza, sino justicia. El castigo tiene algo de pena del talión: el daño que intentaban hacer se vuelve contra ellos. La modesta calidad poética no impide la sinceridad del sentimiento.
54,3 "Tu honor" o tu nombre, tu fama, tu prestigio.
54,5 En contexto internacional serían "extranjeros tiránicos", y el juicio de Dios sería su derrota militar. En contexto nacional serían "extraños", que no actúan como prójimos. "Sin contar con Dios": muestra la vinculación entre violencia contra el prójimo y falta de sentido religioso.
54,6 "Pero Dios": ahí está Dios; en fuerte contraste con la negación precedente.
54,7 Es un tema frecuente: Abd 15; Prov 26,27.
54,8 "Voluntario": no prescrito por la ley ni exigido por un voto.
Transposición cristiana.
Pone el salmo en boca de Cristo, con las oportunas correcciones.
Segunda Lectura: Santiago 3, 16-4, 3
16y donde hay despecho y partidismo hay turbulencia y toda clase de malas faenas. 17En cambio, el saber que baja de lo alto es, ante todo, límpido y luego apacible, comprensivo y abierto, rebosa buen corazón y buenos frutos, no hace discriminaciones ni es fingido. 18Y la cosecha de honradez, coon paz la van sembrando los que trabajan por la paz.
1¿De dónde esas guerras y de dónde esas luchas entre vosotros? ¿No será precisamente de esos apetitos agresivos que lleváis en el cuerpo? 2Deseáis y no obtenéis, sentís envidia y despecho y no conseguís nada; 3lucháis y os hacéis la guerra, y no obtenéis, porque no pedís; o si pedís, no recibís, porque pedís mal, para satisfacer vuestros apetitos.
EXPLICACIÓN.
El falso saber, que se queda en teoría y no modela el comportamiento, lleva a la soberbia y a la rivalidad (14-16). El verdadero saber es pacífico, se traduce en las obras y es sincero; su fruto es la paz (17-18).
Era un lugar común de la filosofía del tiempo que los conflictos y luchas tienen su origen en la agresividad de los apetitos corporales. Es inútil la oración que procede de motivaciones inaceptables. El ansia de satisfacer los propios apetitos corrompe incluso la oración (1-3).
Evangelio: Marcos 9, 30-37
(Mt 17,22-23; Lc 9,43b-45)
30Se marcharon de allí y fueron atravesando Galilea; no quería que nadie se enterase, 31porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía:
-Al Hombre lo van a entregar en manos de ciertos hombres, y lo matarán; pero, después que lo maten, a los tres días resucitará.
32pero ellos no entendían aquel dicho y les daba miedo preguntarle.
33ªy llegaron a Cafarnaún.
Los Doce y «el chiquillo»: Los dos grupos de seguidores (Mt 18,1-5; Lc 9,46-48)
33bCuando llegó a la casa, les preguntó:
-¿De qué hablabais por el camino?
34Ellos guardaron silencio, pues en el camino habían discutido entre ellos quién era el más grande. 35Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo:
-Si uno quiere ser primero, ha de ser último de todos y servidor de todos.
36Y cogiendo a un criadito, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo:
37 -El que acoge a un chiquillo de éstos como si fuera a mí mismo, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no es a mí a quien acoge, sino al que me ha enviado.
EXPLICACIÓN.
Introducción (9,30-33a): Viaje hasta Cafarnaún. Ante la incomprensión de los discípulos, Jesús reitera la enseñanza (cf. 8,31) sobre el destino del Hombre (él y sus seguidores). Insistencia sobre la muerte (lo matarán, pero después que lo maten), para hacer resaltar la resurrección, la continuidad de la vida (30-31). Los discípulos, refractarios a la enseñanza (32).
(9,33b-37): En Cafarnaún, en la casa/hogar (gr. oikia), figura de la comunidad (2,15: los dos grupos de seguidores: discípulos/israelitas y «pecadores»}. Pregunta comprometedora (33). Ambición de preeminencia, según el criterio del judaísmo, en contraste con la enseñanza anterior (34). El silencio muestra su obcecación (cf. 3,5). Llamó, porque no «están con él», sino distanciados; los Doce, los discípulos en cuanto constituyen el Israel mesiánico; Jesús va a recordarles lo que significa «estar con él" (3,14). Primero, el que está más cerca de Jesús en el seguimiento (la verdadera preeminencia). Se explicita la primera condición (8,34): ser último de todos y servidor de todos equivale a «renegar de sí mismo», renunciando a toda ambición (35). El criadito (lit. «el chiquillo» o pequeño servidor, cf. Mt 18,2), al mismo tiempo el último de todos y el servidor de todos; cogiendo, Jesús no lo llama, porque «está con él»: es figura de los seguidores no israelitas (no incluidos en los Doce/los discípulos) (3,32.34; 4,10; 5,24b; 7,14; 8,34; 9,25); en medio, como modelo; lo abrazó, amor e identificación (3,35: «hermano mío y hermana y madre») (36). En la misión, llevan la presencia de Jesús y del Padre (37). Me muestra las tendencias y tensiones existentes en su época.
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