viernes, 24 de septiembre de 2021

10 DE OCTUBRE

Primera Lectura: Sabiduría 7,7-11

7Por eso supliqué y se me concedió la prudencia,invoqué y vino a mí el espíritu de sabiduría.8La preferí a cetros y tronos,y en su comparación tuve en nada la riqueza;9no le equiparé la piedra más preciosa,porque todo el oro a su lado es un poco de arena,y, junto a ella, la plata vale lo que el barro;10la quise más que a la salud y la belleza y me propuse tenerla por luz,porque su resplandor no tiene ocaso.11Con ella me vinieron todos los bienes juntos,en sus manos había riquezas incontables;

EXPLICACIÓN.

7,7 Eclo 51,22 coloca ese momento en la juventud, Eclo 39,1-11 insiste en la oración para conseguir el don de la sabiduría. La bina sabiduría-prudencia es sinonímica (hokma-bina), pero rompe la forma común ese "espíritu": cfr. Eclo 39,9; Is 11,2. La ecuación ha sido propuesta desde el principio del libro, 1,5-7. El verbo "venir" recoge la personificación de 6,16 y 1,4.

7,8-10 De la serie de bienes referida en 1Re 3 se aparta el autor con su enumeración septenaria, en la que ocupan máximo espacio las riquezas y puesto supremo la luz. El modo de comparación, synkrisis, para exaltar el valor, es lugar común de la literatura bíblica y de la griega: véanse Prov 3,14-15; 8,11; 8,19; 1 Re 10,27; Prov 4,22. El último miembro cambia de forma: no es algo más que la luz, sino que es la auténtica luz.

7,11-12 Lo que en 1 Re 3 se daba por añadidura, aquí se da en la misma sabiduría, como cortejo y producto suyo. El sabio descubre después la fecundidad de la sabiduría (como madre, decía Eclo 15,2): dulce engaño de la dama, que enamoró con su sola belleza, callando su rica dote. Así puede el sabio gozar realmente de los bienes, porque no ha sido codicioso e interesado en buscarlos, porque no teme perderlos, contando con la que los engendra, porque ella le asiste y guía en el goce.

Salmo Responsorial: 90,12-17.

12Enséñanos a llevar buena cuenta de nuestros díaspara que adquiramos un corazón sensato.13¡Vuélvete, Señor! ¿hasta cuándo?,ten compasión de tus siervos.14Sácianos por la mañana de tu misericordia,y todos nuestros días serán alegría y júbilo.15Danos alegría por los días en que nos afligiste,por los años en que sufrimos desdichas.16Que tu acción se manifieste a tus siervos y a sus hijos tu gloria.17Venga a nosotros la bondad del Señor nuestro Dios,consolida la obra de nuestras manos.¡Consolídala, la obra de nuestras manos!  

EXPLICACIÓN.

90,12-17 Una vez tocado el punto más bajo, el orante busca salir a flote rezando a Dios. Y lo hace en tres momentos imbricados. El primero: la aceptación resignada, sin ilusiones: es sensatez. El segundo es unos bienes que compensen las desgracias. El tercero es la fecundidad de la acción.

90,12 A medida que pasan los años, instruido por Dios, el hombre madura en sensatez.

90,13 El verdadero cambio ha de suceder por una acción divina, que el hombre puede sólo suplicar.

90,14-15 La petición es modesta: equilibrar en la balanza de la vida penas y gozos. Pero Dios puede alumbrar una mañana realmente nueva, puede desequilibrar la balanza.

90,16-17 En un modelo doméstico, los siervos piden al amo que comience actuando y que dé eficacia a la tarea encomendada; algo semejante en un modelo político. De ahí se sube a la visión teológica: el hombre será lo que haya hecho: él y Dios en él.
90,17 Is 26,12.

Transposición cristiana.

La "vuelta" de Dios de la ira a la misericordia sucede en Jesucristo: Ef 2,4-7. Las obras del cristiano, vitalizadas por la fuerza de la resurrección (Flp 3,10), cobran consistencia y fecundidad (Flp 2,13), Y al final lo acompañarán (Ap 14,13).

Segunda Lectura: Hebreos 4,12-13

12Cuidado, hermanos, con que ninguno de vosotros tenga un corazón dañado por la incredulidad, que lo haga desertar del Dios vivo; 13no, mientras resuena ese "hoy",animaos unos a otros día tras día, para que ninguno se endurezca seducido por el pecado. 

EXPLICACIÓN.

La palabra de Dios, que ha sido invitación, será también juez de nuestra respuesta (12-13).

Evangelio: Marcos 10:17-30 o 10:17-27

El hombre rico (Mt 19,16-22; Lc 18,18-23)  

17Mientras salía de camino se le acercó uno corriendo y, arrodillándose ante él, le preguntó:-Maestro insigne, ¿qué tengo que hacer para heredar vida definitiva?18Jesús le contestó:-¿Por qué me llamas insigne? Insigne como Dios, ninguno. 19Ya sabes los mandamientos: no mates, no cometas adulterio, no robes, no des  falso testimonio, no defraudes, sustenta a tu padre y a tu madre.20ÉI le declaró:-Maestro, todo eso lo he cumplido desde joven:21Jesús se le quedó mirando y le mostró su amor diciéndole:-Una cosa te falta: ve a vender todo lo que tienes y dáselo a los pobres, que tendrás en Dios tu riqueza; y anda, ven y sígueme.22 A estas palabras, el otro frunció el ceño y se marchó entristecido, pues tenía muchas posesiones.

Los discípulos y la riqueza (Mt 19,23-30; Lc 18,24-30)  


23Jesús, paseando la mirada alrededor, dijo a sus discípulos:-¡Con qué dificultad van a entrar en el reino de Dios los que tienen el dinero!24 Los discípulos quedaron desconcertados ante estas palabras suyas. Jesús insistió:-Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios para los que confían en la riqueza! 25Más fácil es que un camello pase por el ojo de una aguja que no que entre un rico en el reino de Dios.26Ellos comentaban, enormemente impresionados:-Entonces, ¿quién puede subsistir?27Jesús 
se les quedó mirando y les dijo:
-Humanamente, imposible, pero no con Dios; porque con Dios todo es posible.

28Pedro empezó a decirle:
-Humanamente, imposible, pero no con Dios; porque con Dios todo es posible.28Pedro empezó a decirle:-Pues mira, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos venido siguiendo.29Jesús declaró:-Os lo aseguro: No hay ninguno que deje casa, hermanos o hermanas, madre o padre, hijos o tierras, por causa mía y por causa de la buena noticia, 30que no reciba cien veces más: ahora, en este tiempo, casas, hermanos y hermanas, madres, hijos y tierras -entre persecuciones- y, en la edad futura, vida definitiva.

EXPLICACIÓN.

(10,17-22): La riqueza, obstáculo para seguir a Jesús. Un hombre angustiado busca solución para el problema crucial: superar la muerte. Reconoce en Jesús un saber superior (Maestro insigne) (17). En este asunto, los judíos han tenido al mejor de los maestros, Dios (18). Condición mínima para obtener vida definitiva: no ser personalmente injusto. De los diez mandamientos, Jesús omite los tres primeros, cita solamente los éticos, los que se refieren al prójimo. Mc añade no defraudes, no privar a otro de lo que se le debe. Invierte el orden (el cuarto, al final): la obligación para con la familia no exime de la obligación para con la humanidad (19). Fidelidad de aquel hombre (20). Le demostró su amor invitándolo a incorporarse al grupo de discípulos; una cosa te falta: acoger el reinado de Dios como un chiquillo (10,15), abandonando la riqueza (8,34: «reniegue de sí mismo») para hacerse último y servidor de todos (9,35). Aunque personalmente no es injusto, está implicado, por su riqueza, en la injusticia de la sociedad. Para construir el reino de Dios (la sociedad nueva) no basta ser justo personalmente, hay que eliminar la base de la injusticia, la desigualdad y la dependencia creadas por la acumulación de riqueza. Dar a los pobres, sin esperanza de recuperarlo; tendrás en Dios tu riqueza (lit. «tendrás un tesoro en el cielo») se refiere a 1 O, 14: «tienen a Dios por rey»: renunciando a la seguridad del capital se obtiene la que procura el cuidado de Dios por los suyos. El hombre, atado por su apego a la riqueza (22).

(23-30): Desconcierto de los discípulos: piensan que en el reino de Dios (la nueva sociedad) continúan existiendo la riqueza individual y la dependencia que ésta crea (cf. 6,36s). (24: para los que confían en la riqueza, frase muy bien atestiguada y requerida por el v. 25). Insistencia de Jesús (23-24). Ellos se preguntan si es posible la subsistencia sin el apoyo de la riqueza material de algunos del grupo (subsistir, gr. sóthenai, escapar de un peligro, aquí el de la indigencia; vse. en 8,35 los dos sentidos de «salvar su vida») (26). La subsistencia es posible con la entrega y solidaridad que produce el reinado de Dios (27). Pedro quiere una respuesta concreta, mostrando la situación del grupo (28). La respuesta de Jesús no se refiere en particular al grupo de discípulos (israelitas), sino a cualquier seguidor que lo abandone todo para manifestar su adhesión a él y dedicarse a la propagación del mensaje. En el Reino ?O habrá miseria, sino afecto y abundancia para todos, pero sin desigualdad (nótese la supresión del padre, figura de la autoridad, en la segunda enumeración); hostilidad de la sociedad (entre Persecuciones); además, heredarán la vida definitiva (29-30).

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