lunes, 15 de febrero de 2021

18 DE ABRIL

 Primera Lectura. Hechos 3,13-15.17-19.

13 El Dios de Abrahán, Dios de Isaac y Dios de Jacob, el Dios de nuestros padres, (Éx 3,5.15), ha glorificado a su Servidor, Jesús, a quien vosotros entregasteis y negasteis en presencia de Pilato, cuando éste había decidido soltarlo.
14 Vosotros renegasteis del Santo, del Justo, y pedisteis que os indultaran a un asesino;
15 matasteis al autor de la vida, a quien Dios resucitó de la muerte; nosotros somos testigos.
17 Ahora bien, hermanos, sé que lo hicisteis por ignorancia, y vuestros jefes lo miso; 
18 pero Dios cumplió de esta manera lo que había predicho por boca de todos los Profetas: que su Mesías iba a padecer.
19 Por tanto, arrepentíos y convertíos para que se borren vuestros pecados;


Explicación.

Lo ha traicionado en los mismos términos que Judas (Lc 22,4.6.21s.48), ha renegado de él enl os mismos términos que Pedro (Lc 22,57.61) y ha pedido el indulto de un asesino, Barrabás (Lc 23,18s) (12-14). El testimonio sigue polarizado en la resurrección del Mesías (cf. 1,22; 2,32.36) y no en su persona (cf. 1,8) y misión universal (cf. Lc 24,46-48) (15).

  En la parénesis, sin embargo, Pedro encuentra atenuantes para el pueblo e incluso para los dirigentes de Israel (17). Considera que el fracaso del Mesías se debe a un designio divino (18). La conversión del pueblo (cf. 2,38) permitirá la manifestación esplendorosa del Mesías, malograda por su mal comportamiento (tesis afín a la expectación farisea) (19s).  

Salmo. 4,2.4.7-9.

2. Cuando te llamo, respóndeme
Dios, defensor mío;
tú que en el aprieto me diste holgura,
ten piedad de mí, oye mi oración.
4. Sabedlo: el Señor ha distinguido a un fiel suyo,
el Señor me oye cuando lo llamo.
7. Muchos dicen: ¿Quién nos hará gozar de la dicha
si la luz de tu rostro, Señor,
se ha alejado de nosotros?
8. En el corazón me has infundido más alegría
que cuando abundan su grano y su mosto.
9. En paz me acuesto y al punto me duermo,
porque tú solo, Señor, me haces vivir tranquilo.


Explicación.

4,2 Empieza en tono de súplica, que pasa enseguida a la confianza.

4,4-6 En siete imperativos traza las etapas de una conversión –no pide castigo -: primero “reconocer” que el Señor está de parte del orante y sentir un “temor” saludable, que los hace “cesar” en el pecado; después “interiorizarlo” en el “silencio” de la noche; a la mañana ofrecer un “sacrificio ritual” por su pecado; el desenlace feliz es “confiar” en el Señor.

4,7 Sus amigos tienen razón al decir que sin la “luz” benévola del Señor no hay dicha verdadera; no tienen razón al considerarse abandonados.

4,8 Más que un sermón, les ofrece un testimonio: es el gozo, no justificado por bienes externos; cfr. Is 9,2 incluso venciendo la tributación.

4,9 El orante no necesita reflexionar en el lecho: confiado en el Señor, nada turba su sueño inmediato.

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA:

Ef 4,26 cita a su aire el v.5. Del gozo en la tribulación dan testimonio 2 Cor 1,3-5; 7,4; 1 Tes 1,6. Para el símbolo del espacio pueden verse Hch 17,28; Ef 3,18. 

Segunda Lectura. 1 Jn 2,1-5.

1Hijos, os escribo esto para que no pequéis; pero, en caso de que uno peque, tenemos un defensor ante el Padre, Jesús, Mesías justo, 2que ha expiado nuestros pecados, y no, sólo los nuestros, sino también los del mundo entero.

3Esta es la señal de que conocemos a Dios, que cumplimos sus mandamientos. 4Quien dice: « Yo lo conozco», pero no cumple sus mandamientos, es un embustero y no lleva dentro la verdad. 5En cambio, en uno que cumple su mensaje, el amor de Dios queda realizado de veras: ésa es la señal de que estamos unidos a él;
Explicación.
 
Confianza del autor (2,1: Hijos, lit. «hijitos»). Actuar injustamente o hacer daño a otros no se compagina con la vida cristiana (para que no pequéis), pero, en todo caso, el perdón está asegurado (2,1-2) para los que viven en la luz (cf. 1,7), es decir, para los que mantienen la opción. Defensor, sentido del gr. parakletos en contexto judicial; cf. Jn 14,16,26; 15,26; 16,7 (“valedor”, más general). La defensa de Jesús es válida porque el pecado, obstáculo para el acceso a Dios, ha sido virtualmente eliminado por su muerte.

Conocer a Dios (3) significa en los profetas practicar la justicia, defender al oprimido (cf. Jr 22,15b-17 LXX; Os 4,1-2; Jn 8,54). Es un conocimiento por sintonía (cf. 2,29); de ahí que no conoce a Dios quien no practica el amor según las exigencias de la realidad que encuentra (sus mandamientos) (3-4). Cumplir este mensaje realiza plenamente al hombre (5).

Evangelio. Lucas 24,35-48.

35 Ellos contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir al pan.
36 Mientras hablaban de esto, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo:
- Paz con vosotros.
37 Se asustaron y, despavoridos, pensaban ver un fantasma.
38 Él les dijo:
- ¿Por qué ese espanto y a qué viene esas dudas?
39 Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y mirad; un fantasma no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo.
40 Dicho esto, les mostró las manos y los pies.
41 Como aún no acababan de creer de la alegría y no salían de su asombro, les dijo:
- ¿Tenéis ahí algo de comer?
42 Ellos le ofrecieron un trozo de pescado asado;
43 él lo cogió y comió delante de ellos,
44 Después les dijo:
- Esto significaban mis palabras cuando os dije, estando todavía con vosotros, que todo lo escrito en la Ley de Moisés y en los Profetas y Salmos acerca de mí tenía que cumplirse.
45 Entonces les abrió el entendimiento para que comprendieran la Escritura.
46 Y añadió:
- Así estaba escrito: El Mesías padecerá, pero al tercer día resucitará de la muerte;
47 y en su nombre se predicará la enmienda y el perdón de los pecados a todas naciones. Empezando por Jerusalén
48 vosotros seréis testigos de todo esto.

Explicación.

Se repite la idea de que Jesús se da a conocer en el partir del pan, es decir, en el don de sí mismo que ha de ser continuado por los discípulos y cuyo símbolo permanente será la eucaristía (35).

En la misma circunstancia, Jesús aparece de improviso, como había desaparecido. Saludo de paz (cf. Jn 20,19) (36). A pesar de las experiencias anteriores, terror: no conciben que la vida pueda vencer a la muerte (cf. 24,5) (37).

Jesús les demuestra su identidad (las manos y los pies, prueba de su muerte en cruz) (38s). Palpar, carne y hueso (39), comer (41-43): Lc pretende mostrar que la vida después de la muerte no significa el abandono de la condición humana, sino que es la máxima expresión de ésta. Alegría (41), en contraste con la tristeza anterior (22,45).

Instrucciones de despedida (44-49). Insiste en el cumplimiento de lo anunciado en el AT, que estaba todo orientado hacia él (44). Estando todavía con vosotros; su modo de presencia ha cambiado.

Nueva comprensión de la Escritura (45), en orden a la misión universal, de la que Jerusalén será el punto de partida; van a ella en calidad de testigos. Los términos de la misión, en paralelo con los de Juan Bautista (3,3): el deseo de justicia y la solidaridad humana son la condición preparatoria para el encuentro con Jesús (46-48).

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