PRIMERA LECTURA. Isaías 50,4-7.
Tercer cántico del siervo: sufrimiento y confianza (Is 42,1-9; 49,1-13; 53).
4Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado,
para saber decir al abatido
una palabra de aliento.
Cada mañana me espabila el oído:
para que escuche como los iniciados.
5El Señor me abrió el oído:
yo no me resistí ni me eché atrás:
6ofrecí la espalda
a los que me apaleaban, las mejillas
a los que me mesaban la barba;
no me tapé el rostro ante ultrajes y salivazos.
7El Señor me ayuda, por eso no me acobardaba;
por eso endurecí el rostro como pedernal,
sabiendo que no quedaría defraudado.
Explicación.
50,4. La misión de consolar: 40,1. El profeta vive a la escucha, porque no dispone a su antojo de provisiones de palabras.
50,5. El Señor modela enteramente a su
profeta: oído y lengua. Y éste no opone resistencia: tal es su
justificación. Tampoco resiste a las injurias humanas. Es su segunda
justificación.
SALMO. 22,8-9.17-20.23-24.
8 al verme se burlan de mí,
hacen visajes, menean la cabeza:
9 "Acudió al Señor, que lo pongas a salvo,
que lo libre si tanto lo quiere".
17 Me acorralan mastines,
me cerca una banda de malhechores.
Me taladran manos y pies,
18 y puedo contar mis huesos.
Ellos me miran triunfantes:
19 se reparten mis vestidos,
se sortean mi túnica.
20 Pues tú, Señor, no te quedes lejos,
fuerza mía, apresúrate a socorrerme;
23 Contaré tu fama a mis hermanos,
en plena asamblea te alabaré.
24 "Fieles del Señor, alabadlo,
linaje de Jacob, glorificadlo,
reverenciadlo, linaje de Israel
Explicación.
22,9 Esas palabras son burla del hombre y desafío de Dios. En boca de
los adversarios convierte el poeta la sátira pretendida en elogio
involuntario. Desarrolla el tema Sab 2,12-18.
22,17 "Cavan": el hebreo dice "como un león". Diversas correcciones y
explicaciones se han propuesto: atar, para que no pueda pelear ni huir;
perforar, atravesar, a la luz del relato evangélico. La imaginación
puede salvar como metáfora el significado normal "cavar": los mastines a
dentelladas abren brechas en antebrazos y pantorrillas.
22,19 Se
incautan hasta de la ropa del condenado. Mantos y vestidos podían
formar parte del botín de guerra: Jue 5,30; Jos 7,21; 2 Re 7,15.
22,23 "Hermanos" son los miembros del pueblo; designación corriente en Dt.
TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.
Los primitivos relatos de la pasión de
Jesús utilizaron el más importante salmo de un inocente perseguido y
liberado para describir detalles precisos. El salmo es favorito de la
liturgia de la pasión. Pero hay que tener en cuenta algunos cambios: el
orante del salmo no muere, Cristo muere, su liberación alcanza más allá
de la muerte. La liberación del salmo actúa sólo al ser contada; la de
Cristo es eficaz en sí y por ello debe ser anunciada. El cristiano se
incorpora al sufrimiento de Cristo; la pasión de la víctima inocente
denuncia la injusticia humana.
SEGUNDA LECTURA. Filipenses 2,6-11.
6Él, a pesar de su condición divina,
no se aferró a su categoría de Dios;
7al contrario, se despojó de su rango
y tomó la condición de esclavo,
haciéndose uno de tantos.
Así, presentándose como simple hombre,
8se abajó, obedeciendo hasta la muerte
y muerte en cruz.
9Por eso Dios lo encumbró sobre todo
y le concedió el título que sobrepasa todo título;
10de modo que a ese título de Jesús
toda rodilla se doble
-en el cielo, en la tierra, en el abismo-
11y toda boca proclame (Is 45,23)
que Jesús, el Mesías, es Señor,
para gloria de Dios Padre.
Explicación.
Renunció al honor que le correspondía y llegó a entregar su propia vida. No se aferró (6), lit. "no consideró una presa" de la que alardear; se despojó de su rango, lit. "se vació". Presentándose como simple hombre (7),
lit. "en su aspecto/en su exterior fue hallado como hombre"; la
traducción "presentarse" es el correlativo de "ser hallado"; la frase
del original "en su exterior como hombre", implica la carencia de notas
distintivas, lo que corresponde a "como simple hombre". Título (9): el griego onoma inidca una designación de la persona, por su nombre, calidad, dignidad o función; aquí se refiere a Señor (11) que es título de dignidad (cf. Ef 1,23).
La obediencia o respuesta de Jesús es total: acepta incluso la
muerte en cruz (8). Exaltación como consecuencia de su abajamiento. Señor (11) título divino. La divinidad del Hombre Jesús, oculta en un principio, ha de ser reconocida universalmente; para gloria de Dios Padre, (10-11).
La calidad poética y la simetría de este pasaje (2,6-11), su estilo y
contenido, tan diferentes de lo que precede y sigue, sugieren que se
trata de un poema o himno cristiano ya existente, que Pablo inserta en
la carta, quizá adaptándolo.
EVANGELIO: Marcos 14,1 -- 15,47 o Marcos 15,1-39
(Mt 26,1-5; Lc
22,1-2; Jn 11,45-53).
14 1Dos días después se celebrarán la Pascua y
los Ázimos. Los sumos sacerdotes y los letrados andaban buscando cómo darle
muerte prendiéndolo a traición, 2porque decían:
-Durante las fiestas,
no, no vaya a haber un tumulto en el pueblo.
Unción en Betania.
(Mt 26,6-13; Jn 12,1-8)
3Estando él en
Betania reclinado a la mesa en casa de Simón el leproso, llegó una mujer
llevando un frasco de perfume de nardo auténtico de mucho precio; quebró el
frasco y se lo fue derramando en la cabeza. 4Algunos comentaban indignados:
-¿Para qué se ha
malgastado así el perfume? 5Podía haberse vendido ese perfume por más de
trescientos denarios de plata y habérselo dado a los pobres.
Y le reñían. 6Pero
Jesús replicó:
-Dejadla, ¿por qué la
molestáis? Una obra excelente ha realizado conmigo; 7porque a los pobres los
tenéis siempre con vosotros y podéis hacerles bien cuando queráis; a mí, en
cambio, no me vais a tener siempre. 8Lo que recibió, lo ha llevado a la
práctica: de antemano ha perfumado mi cuerpo para la sepultura. 9Os aseguro que
en cualquier parte del mundo entero donde se proclame esta buena noticia, se
recordará también en su honor lo que ha hecho ella.
Traición de Judas
(Mt 26,14-16; Lc 22,3-6)
10Judas Iscariote,
aquel que era uno de los Doce, acudió a los sumos sacerdotes para entregárselo.
11Ellos, al oírlo, se alegraron y le prometieron darle dinero. Él andaba
buscando cómo entregarlo y el momento oportuno.
(Mt 26,17-19; Lc
22,7-13).
12 El primer día de
los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron sus
discípulos:
-¿Dónde quieres que
vayamos a prepararte la cena de Pascua?
13 El envío a dos de
sus discípulos diciéndoles:
-Id a la ciudad, os
encontraréis con un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo, 14y donde
entre decidle al dueño: "El Maestro pregunta dónde está su posada, donde
va a celebrar la cena de Pascua con sus discípulos". 15Él os mostrará un
local grande, en alto, con divanes, preparado; preparádnosla allí.
16Salieron los
discípulos, llegaron a la ciudad, encontraron las cosas como les había dicho y
prepararon la cena de Pascua.
La cena: Denuncia
de la traición. (Mt 26,20-25; Lc22,21-23; Jn13,21-30).
17Caída la tarde fue
allí con los Doce. 18Mientras estaban reclinados a la mesa comiendo, dijo
Jesús:
-Os aseguro que uno
de vosotros me va a entregar, uno que está comiendo conmigo.
19Dejando ver su
pesadumbre, le preguntaban uno tras otro:
-¿Seré acaso yo?
20Repuso él:
-Es uno de los Doce,
uno que está mojando en la misma fuente que yo. 21Porque el Hombre se marcha,
según está escrito acerca de él, pero ¡ay del hombre ese que va a entregar al
Hombre! Más le valdría a ese hombre no haber nacido.
La eucaristía (Mt
26,26-30; Lc 22,15-20; 1 Cor 11,23-25).
22Mientras comían
cogió un pan, pronunció una bendición, lo partió y se lo dio a ellos, diciendo:
-Tomad, esto es mi
cuerpo.
23Y, cogiendo una
copa, pronunció una acción de gracias, se la pasó y todos bebieron de ella. 24Y
les dijo:
-Ésta es la sangre de
la alianza mía, que se derrama por todos. 25Os aseguro que ya no beberé más del
producto de la vid hasta el día aquel en que lo beba, nuevo, en el reino de
Dios.
26Y después de cantar
salieron para el Monte de los Olivos.
(Mt 26,31-35; Lc
22,31-34; Jn 13.36-38).
27 Jesús les dijo:
-Todos vais a fallar,
como está escrito: "Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas. 28Pero
cuando resucite iré delante de vosotros a Galilea.
29 Pero Pedro le
declaró:
-Aunque todos fallen,
yo no.
30Le dijo Jesús:
-Te aseguro que tú,
hoy, esta misma noche, antes que el gallo cante dos veces, renegarás de mi tres.
31Pero él insistía
con vehemencia:
-Aunque tuviese que
morir contigo, jamás renegaré de ti. Y todos decían igual.
En Getsemaní.
Oración de Jesús. (Mt 26,26-46; Lc 22,39-46).
32Llegaron a una
finca llamada Getsemaní, y dijo a sus discípulos:
-Sentaos aquí hasta
que termine de orar.
33Se llevó con él a
Pedro, a Santiago y a Juan y, dejando ver su profundo desconcierto y su
angustia, 34les dijo:
-Me muero de
tristeza. Quedaos aquí y manteneos despiertos.
35Adelantándose un
poco, se dejó caeer a tierra, pidiendo que si era posible no le tocase aquel
momento.
36Decía:
-¡Abba! ¡Padre!, todo
es posible para ti; aparta de mi este trago; pero no se haga lo que yo quiero,
sino lo que quieres tú.
37Se acercó, los
encontró dormidos y dijo a Pedro:
-Simón, ¿estás
durmiendo? ¿No has tenido fuerzas para mantenerte despierto ni una hora?
38Manteneos despiertos y pedid no ceder a la tentación: el espíritu es animoso,
pero la carne es débil.
39Se apartó de nuevo
y oró repitiendo las mismas palabras. 40Se acercó a ellos y de nuevo los
encontró dormidos, pues no conseguían tener los ojos abiertos; y no sabían qué
decirle.
41Se acercó por
tercera vez y les dijo:
-¿Todavía durmiendo y
descansando? ¡Basta ya, ha llegado el momento! Mirad, el Hombre va a ser
entregado en manos de los descreídos. 42¡Levantaos, vamos, que está cerca el
que me entrega!
El prendimiento
(Mt 26,47-56; Lc 22,47-53; Jn 18,2-12).
43Enseguida, mientras
aún estaba hablando, se presentó Judas, uno de los Doce, y con él una multitud
de gente con machetes y palos, de parte de los sumos sacerdotes, los letrados y
los senadores. 44El traidor había convenido con ellos una señal, diciéndoles:
-El que yo bese, ése
es: prendedlo y conducidlo bien seguro.
45Al llegar, se le
acercó en seguida y le dijo:
-¡Rabbí!
Y lo besó con
insistencia. 46Los otros le echaron mano y lo prendieron, 47pero uno de los
presentes tiró de machete e hirió al siervo del sumo sacerdote, cortándole el
lóbulo de la oreja.
48 Intervino Jesús
diciéndoles:
-¡Con machetes y
palos habéis salido a capturarme, como a caza de un bandido! 49A diarion me
teníais en el templo enseñando y no me prendisteis. Pero que se cumpla la
Escritura.
50 Todos lo
abandonaron y huyeron.
El joven que
escapa.
51Lo acompañaba un
joven que iba desnudo, envuelto en una sábana, y lo prendieron. 52Pero él,
soltando la sábana, huyó desnudo.
(Mt 26,57-68; Lc
22,54-55.63-71; Jn 18,13-14.19-24).
53 Condujeron a Jesús
ante el sumo sacerdote, y se reunieron todos los sumos sacerdotes, los
senadores y los letrados.
54 Pedro lo siguió de
lejos hasta el interior del atrio del sumo sacerdote y se quedó sentado entre
los guardias, calentándose en la lumbre.
55 Los sumos
sacerdotes y el Consejo en pleno buscaban un testimonio contra Jesús para
condenarlo a muerte, pero no lo encontraban, 56pues, aunque muchos
testimoniaban en falso contra él, sus testimonios no eran adecuados.
57Levantándose algunos, testimoniaban falsamente contra él diciendo:
58-Nosotros le hemos
oído decir: "Yo derribaré este santuario, obra de manos humanas, y en tres
días edificaré otro, que no será obra de manos humanas".
59 Pero tampoco así
era adecuado su testimonio.
60 Entonces el sumo
sacerdote se puso en pie en el centro e interrogó a Jesús:
-¿No respondes nada?
¿Qué significan estos cargos en contra tuya?
61 Pero él seguía
callado y no respondía nada.
El sumo sacerdote
reanudó el interrogatorio preguntándole:
-¿Tú eres el Mesías,
el Hijo de Dios bendito?
62 Contestó Jesús:
-Yo soy. Y veréis al
Hombre sentado a la derecha de la Potencia y llegar entre las nubes del cielo.
63 El sumo sacerdote
se rasgó las vestiduras, diciendo:
-¿Qué falta nos hacen
ya testigos? 64Habéis oído la blasfemia. ¿Qué os parece?
Todos sin excepción
pronunciaron sentencia de muerte.
65 Algunos se
pusieron a escupirle y, tapándole la cara, le daban golpes, diciéndole:
-¡Haz de profeta!
También los guardias
lo recibieron a bofetadas.
Pedro reniega de
Jesús (Mt 26,69-75; Lc 22,56-62; Jn 18,15-18.25-27)
66 Mientras Pedro
estaba en el atrio llegó una criada del sumo sacerdote 67y, al ver a Pedro
calentándose, se le quedó mirando y le dijo:
-También tú estabas
con el Nazareno, con ese Jesús.
68Él lo negó
diciendo:
-¡Ni sé ni entiendo
lo que dices tú!
Salió fuera, al
zaguán, y un gallo cantó. 69Pero la criada lo vio y esta vez se puso a decir a
los presentes:
-Éste es uno de
ellos.
70Él volvió a
negarlo. Poco después, los presentes mismos se pusieron a decirle a Pedro:
-Seguro que eres de
ellos, porque eres también galileo.
71Pero él se puso a
echar maldiciones y a jurar:
-¡No sé quién es ese
hombre que decís!
72 Y, enseguida, por
segunda vez, cantó un gallo. Pedro recordó las palabras que le había dicho
Jesús: "Ante que el gallo cante dos veces, renegarás de mi tres", y
se echó a llorar.
15 1 Por la mañana los sumos
sacerdotes, con los senadores, los letrados y el Consejo en pleno, prepararon
su plan y, en seguida, atando a Jesús, lo llevaron y lo entregaron a Pilato.
2 Pilato lo
interrogó:
-¿Tú eres el rey de
los judíos?
Él le contestó:
-Tú lo estás
diciendo.
3 Los sumos
sacerdotes lo acusaban de muchas cosas. 4Pilato reanudó el interrogatorio:
-¿No respondes nada?
Mira de cuántas cosas te acusan.
5 Pero Jesús no
respondió nada, por lo que Pilato estaba sorprendido.
6 Cada fiesta solía
soltarles un preso, el que ellos solicitaran. 7El llamado Barrabás estaba en la
cárcel con los sediciosos que en la sedición habían cometido un asesinato.
8Subió la multitud y empezó a pedir que hiciera lo que solía. 9Pilato les contestó:
-¿Queréis que os
suelte al rey de los judíos?
10 Porque sabía que
los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia. 11 Pero los sumos
sacerdotes incitaron a la multitud a pedir que les soltara mejor a Barrabás.
12 Intervino de nuevo
Pilato y les preguntó:
-Entonces, ¿qué
queréis que haga con ese que llamáis "el rey de los judíos"?
13 Ellos esta vez
gritaron:
-¡Crucifícalo!
14 Pilato les
preguntó:
- Pero, ¿qué ha hecho
de malo?
Ellos gritaron más y
más:
-¡Crucifícalo!
15 Pilato, queriendo
dar satisfacción a la multitud, les soltó a Barrabás, y a Jesús, después de
hacerlo azotar, lo entregó para que lo crucificaran.
La burla de los
soldados. (Mt 27,27-31; Jn 19,2-3)
16 Los soldados lo
condujeron al interior del palacio, es decir, a la residencia del gobernador, y
convocaron a todo el batallón. 17Lo vistieron de púrpura, le pusieron una
corona de espino que había trenzado 18y empezaron a hacerle el saludo:
-¡Salud, rey de los
judíos!
19 Le golpeaban la
cabeza con una caña, le escupían, arrodillándose, le rendían homenaje. 20Cuando
terminaron la burla, le quitaron la púrpura, le pusieron su propia ropa y lo
sacaron para crucificarlo.
Simón de Cirene: El
seguidor hasta el fin. (Mt 27,32; Lc 23,26)
21 A uno que pasaba,
a un tal Simón de Cirene, el padre de Alejandro y de Rufo, que llegaba del
campo, lo forzaron a cargar con su cruz.
(Mt 27,33-36; Lc
23,32-49; Jn 19,17-30).
22 Lo llevaron al
"lugar del Gólgota" (que significa el lugar de la Calavera") 23y
le ofrecieron vino con mirra, pero él no lo tomó. 24Lo crucificaron y se
repartieron su ropa, echándola a suertes para ver lo que se llevaba cada uno.
25Era media mañana
cuando lo crucificaron. 26El letrero con la causa de su condena llevaba esta
inscripción: EL REY DE LOS JUDÍOS. 27Crucificaron con él a dos bandidos, uno a
su derecha y otro a su izquierda.
29 Los transeúntes lo
insultaban y decían, burlándose de él:
-¡Vaya! ¡El que
derriba el santuario y lo edifica en tres días! 30¡Baja de la cruz y sálvate!
31De modo parecido,
los sumos sacerdotes, bromeando entre ellos en compañía de los letrados,
decían:
-Ha salvado a otros y
él no se puede salvar. 32¡El Mesías, el rey de Israel! ¡Que baje ahora de la
cruz para que lo veamos y creamos!
También los que estaban
crucificados con él lo ultrajaban.
33 Al llegar el
mediodía, la tierra entera quedó en tinieblas hasta media tarde.
34 A media tarde
clamó Jesús dando una gran voz:
-¡Eloi, Eloi, lema
sabaktani! (que significa: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?).
35 Algunos de los
allí presentes, al oírlo, dijeron:
-Mira, está llamando
a Elías.
36 Uno echó a correr
y, empapando una esponja en vinagre la sujetó a una caña y le ofreció de beber,
mientras decía:
-Vamos a ver si viene
Elías a descolgarlo.
37 Pero Jesús,
lanzando una gran voz, expiró, 38y la cortina del santuario se rasgó en dos de
arriba abajo.
39 El centurión que
estaba allí presente frente a él, al ver que había expirado de aquel modo,
dijo:
-Verdaderamente este
hombre era Hijo de Dios.
40 Había también unas
mujeres observando aquello de lejos, entre ellas María Magdalena, María la
madre de Santiago el Pequeño y de José, y Salomé, 41que, cuando él estaba en
Galilea, lo seguían prestándole servicio; y además otras muchas que habían
subido conél a Jerusalén.
La sepultura (Mt
27,57-61; Lc 23,50-56; Jn 19,38-42).
42 Caída ya la tarde,
como era Preparación, es decir, víspera de día de precepto, 43 fue José de
Arimatea, distinguido consejero que también había esperado el reinado de Dios,
y, armándose de valor, entró a ver a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús.
44Pilato se extrañó de que ya estuviera muerto y, convocando al centurión, le
preguntó si había muerto hacía mucho.
45 Informado por el
centurión, concedió el cadáver a José. 46Éste compró una sábana y, descolgando
a Jesús, lo envolvió en la sábana, lo puso en un sepulcro que había sido
excavado en la roca y rodó una losa contra la entrada del sepulcro.
47 María Magdalena y
María la de José observaban dónde lo ponían.
EXPLICACIÓN.
14,1-16,8. Tercer período: Pasión, muerte, resurrección.
Después de un tríptico introductorio (14,1-11), dos relatos en paralelo, que se
sitúan el mismo día (14,12) para mostrar la misma realidad bajo dos aspectos.
El primero (14,12-26) expone en clave teológica la voluntariedad y el sentido
de la entrega de Jesús (eucaristía); el segundo (14,27-15,47) describe su
entrega en forma narrativa. El anuncio de la resurrección (16,6-8) constituye
el epílogo.
1-11. Tríptico introductorio, enmarcado por la decisión de
los dirigentes (12,1-2) y la traición de Judas (14,10-11). Plan para matar a
Jesús (1-2) y reacciones: identificación con su muerte o incomprensión (3-9) y
traición y entrega (10-11).
a) (14,1-2): Temor de los dirigentes al pueblo (7,6: 11, 32;
cf. 11,18; 12,12.37, la multitud, favorable a la enseñanza de Jesús en el
templo). Durante las fiestas, cuando la afluencia de peregrinos era grande.
b) (14,3-9): La mujer y los que protestan de su acción
representan dos actitudes dentro de la comunidad de Jesús ante su muerte
inminente. La mujer es figura del perfecto seguidor, que responde a la muerte
de Jesús con su disposición a dar la vida como él (cumplir su mandamiento,
13,34.37). Simbolismo nupcial: el perfume de nardo, símbolo del amor de la
esposa (Cant 1,12; cf. Mc 2,19.20: el
novio/esposo); quebrar el frasco, amor dispuesto a dar la vida (8,34s); este
amor de los seguidores unge la cabeza de Jesús, es decir, reconoce y confirma
su realeza, que va a ser proclamada en la cruz (15,26); los verdaderos
seguidores son los que aceptan como rey a Jesús crucificado. Contraste con la
escena de Getsemaní (14,32-42) (2-3). Los que niegan valor al gesto de la
mujer, lo niegan a la muerte de Jesús: malgastar gr. apóleia, en relación con
el «perder la vida» que entra en el compromiso del seguidor (8,35). Los que
riñen a la mujer ven en la muerte sólo un caso; mantienen la distancia entre ellos
y los pobres. Precio del perfume: interpretan mal una frase anterior de Jesús
(10,21), como si la limosna fuese el remedio de la pobreza; dispuestos a dar
cosas, pero no su persona; la verdadera ayuda a los pobres está en la entrega
por ellos hasta el fin (10,45: «rescate») (4-5). Jesús defiende a la mujer. La
comunidad tendrá siempre a los pobres con ella y podrá ayudarles comparo tiendo
con ellos (cf. 6,37ss; 8,5ss), pero Jesús espera una respuesta de los suyos
antes de su muerte (6-7). El amor de la mujer, semejante al de Jesús, asegura
la incorruptibilidad de éste, su presencia en la comunidad después de su
muerte. Único homenaje digno de la muerte de Jesús (8). Tal calidad de
seguimiento es parte de la buena noticia. Misión universal (9).
c) (14,10-11): Judas no ha sido nombrado desde 3,19 (lista
de los Doce). Uno de los Doce, un miembro del Israel mesiánico. La acción de
Judas es paradigma de la de la multitud judía, que, habiendo mostrado su
simpatía por Jesús (11,18; 12,12.37), nunca ha aceptado sus valores e, incitada
por los sumos sacerdotes, pedirá su muerte (15,11s). Al darse cuenta de la
inevitable suerte de Jesús, Judas busca la seguridad poniéndose del lado del
más fuerte (oportunismo), insensible a la injusticia de la institución a la que
acude. Quiere poner a salvo su vida dando a cambio la de Jesús (8,35). La
institución lo acepta (dinero).
12-26. Primer relato (clave teológica). Tríptico en marcado
por la preparación de la cena y la eucaristía; en el centro, la denuncia del
traidor, en contraste con la figura de la mujer (14,3-9).
a) (14,12-16): Nueva datación (cf. 14,1): víspera de Pascua
(cf. 15,42). La iniciativa es de los discípulos (israelitas) (12). Jesús
aprovechará la cena que ellos proponen para mostrarles cuál es la verdadera
Pascua. Misión de dos discípulos a la ciudad, contrapuesta a la misión a «la
aldea» (11,2). El agua del cántaro, alusión a la actividad de Juan, el que
bautizaba con agua (1,8), como señal de enmienda; ante «la ciudad", centro
de la institución, los discípulos han de proclamar ante todo la necesidad de
ruptura con la injusticia del pasado (13). Pero Juan, precursor, lleva a Jesús:
mi posada, el -fin de su camino (1,2); le Pascua verdadera; en alto, alusión a
la cruz; preparada por parte de Jesús; preparádnosla: el discípulo ha de
colaborar en la realización de la Pascua de Jesús, exhortando a «la ciudad» a
la enmienda y proponiéndole un Mesías crucificado (14-15). Ejecución de las
instrucciones (16).
b) (14,17-21): Nuevo momento (d. 15,42). Los Doce se
identifican con "los discípulos» de v. 14 (17). Compartir la comida, signo
de amistad e intimidad. En la escena no se menciona el nombre del traidor,
subrayando su carácter representativo (18). Inquietud de los discípulos (19).
Entregar al Hombre, renunciar a todo valor humano e intentar suprimirlo; Judas,
cómplice e instrumento de la institución, por miedo a perder su vida (14,11).
Esa traición a sí mismo y al hombre en general es el fracaso total de la
existencia (cf. 8,36) (21). Jesús conoce y acepta su próxima muerte.
c) (14,22-26): No se mencionan elementos pascuales judíos.
Jesús expresa la voluntariedad de su entrega y muerte. Al ofrecer su cuerpo (=
su persona) invita a tomarlo a él y a su actividad como norma de vida (cf. Éx
24,6); él mismo da la fuerza (pan/alimento); no se indica que coman el pan
(22). La sangre, la persona en cuanto entregada a la muerte (cf. 10,38, «el
trago/copa»); beber, comprometerse, como Jesús a no desistir de la actividad
salvadora (representada por el pan) por miedo a la muerte (8,34; 10,38.45;
13,37; 14,3); a este compromiso corresponde el don del Espíritu (cf. 1,10); la
alianza mía sustituye para los discípulos (israelitas) a la del Sinaí (cf.
2,19s, «el esposo/novio»); su sangre sella la alianza (Éx 24,8) (23). No basta
ya el fruto de la antigua vid/Israel (12,1ss.29-31: los dos mandamientos); el
vino/amor nuevo (2,21), expresado en el mandamiento de Jesús (13,34.37), será
la entrega de sus seguidores (8,34s); en el reino de Dios: Jesús estará
presente en la misión y en la eucaristía de la nueva comunidad (1,15; 9,1; 10,
15s) (25). El Monte de los Olivos, el estado glorioso (13,3), meta de Jesús y
de los suyos que lo sigan en el compromiso (11,1) (26).
14,27-15,47. Segundo relato (forma narrativa): La pasión y
la muerte. Se compone de un tríptico inicial (14,27-52) y tres secciones: el
juicio ante el Consejo judío (14,53-72), el juicio ante Pilato (15,1-21), la
ejecución de la sentencia (15,22-47).
27-52. Tríptico inicial: Getsemaní. La oración y el
prendimiento, enmarcados por la predicción de la huida de los discípulos
(14,27) y su cumplimiento (14,50) Y seguido de un breve colofón teológico
(14,51-52).
a) (14,27-31): Citando Zac 13,7 describe Jesús lo que va a
suceder (27). La muerte no interrumpirá su vida. Cita en Galilea, región
limítrofe con el mundo pagano (4,35; 5,1; 7,24.31; 8,22a); los discípulos
habrán de abandonar Jerusalén (el judaísmo y su expectación mesiánica
nacionalista), para empezar la misión universal; el Israel mesiánico, al
servicio de la humanidad (28). Presunción de Pedro, pretensión de superioridad
sobre los otros (29). Su defección será más grave; quien no «reniega de sí
mismo» (8,34) acaba renegando de Jesús; tres veces, de manera total y absoluta
(30). Pedro desmiente a Jesús: en caso necesario, está dispuesto a morir en la
lucha para instaurar el reino mesiánico; arrastra a los demás (cf. 1,36; 13,3)
a su postura, enfrentándolos a Jesús (31).
b) (14,32-42): Llegan a Getsemaní, todavía no al Monte de
los olivos (14,26) (32). Oración de Jesús e insolidaridad de los discípulos.
Los tres que habían sido testigos del poder de Jesús sobre la muerte (5,37) y
de su victoria sobre ella (9,2ss); debían estar preparados para aceptar la
muerte de Jesús y hacerla suya (32-33). Me muero de tristeza (lit, «tristísima
está mi alma, hasta la muerte»), cf, Sal 42,5.11; 43,5. La angustia se debe a
que Israel va a rechazar a un Mesías que muere (cf. 15,29-32) y va a condenarse
a la destrucción (cf. 12,9); amor a Israel (cf. 3,13) (34). Este trago o prueba
(lit. «esta copa», cf. 10, 38; 14,23); tentación de Jesús, deseo de una intervención
divina de poder que cambie la situación, pero acepta desde el principio lo que
el Padre decida. La muerte de Jesús va a ser la revelación de la debilidad de
Dios; su amor al hombre está a merced de la libertad humana; ante el rechazo de
Israel, Dios queda impotente; sin embargo, es el único plan posible, y Jesús lo
acepta (35-36). Falta de respuesta de los discípulos; dormir, no estar
dispuestos a la entrega; manteneos despiertos, el mandamiento (13,34.37); deben
asociarse a su oración para vencer la misma tentación. El espíritu es animoso,
posible alusión a las bravatas de Pedro (14; 29.31) (37-38). No podían mantener
los ojos abiertos, incomprensión (6,54; 8,25; cf. Éx 8,15.32; 9,7.34; 1 Sm 3,2)
(40). El Hombre va a ser entregado, cf. 9,31 (41).
c) (14,43-50): Una multitud, el pueblo sometido a los
dirigentes; se mencionan las tres categorías que constituían el Consejo (8,31;
11 ,27; 15,1) (43). Rabbí (cf. 9,5; 11,21, en boca de Pedro): Judas deseaba que
Jesús no rompiera con la tradición que legitima la injusticia (7,8-13); el beso
de Judas realiza el texto de Is 29,13 (Mc 7,6: «este pueblo me honra con los
labios, pero su corazón está lejos de mí») (44-45). Intento de defender a Jesús
con la violencia: no han orado (v. 38), sucumben a la tentación (47). El
prendimiento muestra la mala conciencia de las autoridades, que no se han
atrevido a detener a Jesús en público (cf. 14,1s) (48-49). Defección de todos
los discípulos (cf. 14,27) (50).
51-52. Colofón: El joven, en paralelo con el que aparece en
el sepulcro (16,5), es figura de Jesús mismo: hecho prisionero, deja en manos
de sus enemigos su vida mortal (la sábana, cf. 15,46), pero sigue vivo y libre
(huyó desnudo). Así, en el momento de empezar la pasión, Mc señala
simbólicamente su desenlace (cf. 8, 31;
9, 31; 10, 34; 11,1; 14,27s).
53-72. Primera sección: El juicio ante el Consejo judío.
Transición (14,53): El Consejo, autoridad suprema del pueblo.
a) (14,54): Pedro. De lejos, adhesión a Jesús, pero sin
aceptar ni hacer suyo su destino (8,31-33); aún espera Pedro una intervención
divina que salve a Jesús de la muerte y le permita vencer a sus enemigos.
b) (14,55-64): Juicio; condena a muerte preconcebida.
Búsqueda inútil de una acusación que justifique esa condena (55-59). El sumo sacerdote:
silencio de Jesús ante la mala fe (60-61a). Pregunta decisiva: su formulación
corresponde al título del evangelio (1,1, «Hijo de Dios», no «hijo de David»,
10,47.48; 12,35-37) (61b). Jesús declara ser ese Mesías y lo identifica con el
Hombre (8,31); afirma la realeza y condición divina de éste (a la derecha, d.
12,36) Y anuncia una venida que sus jueces van a presenciar, la destrucción de
Jerusalén (cf. 9,1; 13,30: «en esta generación"). Dios está con Jesús y en
contra de la institución que ellos representan (11,17; 12,9) (62). Acusación de
blasfemia (penada con la muerte). Unanimidad en la sentencia (63-64).
c) (14,65): La burla. Se desata el odio contra Jesús; se
ridiculiza su calidad de profeta (6,4) y la profecía que acaba de pronunciar.
Los subalternos siguen el ejemplo de sus jefes.
d) (14,66-72): El discípulo (Pedro). Se cumple la predicción
de Jesús (14,30). Triple negación: ruptura definitiva con un Mesías que no
ofrece resistencia (71). Desconsuelo de Pedro (72).
1-21. Segunda sección: El juicio ante el gobernador,
Transición (15,1). Entrega al poder pagano (10,34).
a) (15,2-5): Interrogatorio. La pregunta de Pilato sugiere
que las autoridades judías acusaban a Jesús de sedicioso político (rey de los
judíos). Jesús acepta el título, pero con cierta reserva; no puede explicar a
Pilato su verdadero sentido (2). Silencio ante las acusaciones (cf. Is 53,7);
era insólito que un acusado no se defendiese (3-5).
b) (15,6-15): La sentencia de muerte. Barrabás; un asesino
conocido (6-7). La multitud, la de los peregrinos de todo el país (8). Pilato
sabe que Jesús gozaba de mayor popularidad entre la gente que entre las
autoridades (11,18.32; 12,12.37), y que éstas veían en él un peligroso rival;
de ahí su propuesta (9-10). Los jefes religiosos manipulan a la multitud y la
ponen en contra de Jesús; prefieren al que representa la violencia (11).
Insistencia del juez, que no ve causa para condenado; fanatismo de la multitud
(14). Debilidad de Pilato, que traiciona su propia convicción; la crucifixión,
pena capital infligida a los que actuaban «contra el pueblo romano». Se azotaba
a los que iban a ser crucificados (15).
c) (15,16-20): La burla. Los paganos ridiculizan la figura
del rey Mesías esperado por los judíos. Desahogan en Jesús todo su desprecio
por ese pueblo y sus expectativas de gloria. Parodia insultante de la
investidura imperial.
d) (15,21): El seguidor. Uno que pasaba, como Jesús cuando
llamaba a seguirlo (1,16; 2,14: «yendo de paso»); representa, por tanto, a un
seguidor de Jesús que ejerce la misión; Simón (nombre griego y judío), oriundo
del norte de África (no del país judío); cargar con la cruz (de Jesús y suya),
cumpliendo la condición del seguimiento (8,34). Es figura del grupo de
seguidores que no proceden de la institución judía (2,15:
“descreídos/pecadores”; 3,32.34 y 4,10: “los en torno a él”; 5,24b, 7,14 y
8,34: “la multitud”); se contrapone a la figura de Pedro (Simón, 1,16.29.36;
3,16), el discípulo que, aferrado a la ideología del judaísmo, no acepta la
muerte de Jesús y reniega de él. Alejandro, nombre griego; Rufo, nombre latino:
los que siguen a Jesús hasta el fin dan origen (padre) a comunidades en el
mundo entero (14,9).
22-47. Tercera sección: Crucifixión, muerte y
sepultura.
a) (15,22-24): Crucifixión. Jesús rechaza el vino drogado
(cf. Prov 31,6s): da su vida voluntariamente y con plena conciencia (10,45;
14,22-24) (23). Reparto de la ropa: cita de Sal 22,19, que describe a un hombre
llevado por sus enemigos al extremo del sufrimiento y de la humillación.
b) (15,25-32): Media mañana, lit. «la hora tercia». Las
burlas al rey de los judíos. Causa de la condena, la aducida en el juicio ante
Pilato (15,2) (26). Bandidos, sin duda, rebeldes nacionalistas; se quiere
identificar a Jesús con un subversivo; a su derecha, a su izquierda, los
puestos de los seguidores de Jesús (10,40) (27). Algunos mensajes añaden el v.
28, tomado de Lc 22,37. «Porque os digo que tiene que cumplirse en mí lo que
está escrito: Lo tuvieron por un criminal». Insultos y burlas por parte de tres
grupos: a) la gente que pasa repite la falsa acusación presentada ante el
Consejo judío (14,58); éste fue sin duda el argumento usado por los sumos
sacerdotes para poner al pueblo contra Jesús (15,11); le piden que muestre su
poder para evitar la derrota; salvarse = poner la vida a salvo (cf. 8,35a)
(29-30); b) los dirigentes no conciben que alguien pueda entregar la vida por
amor a los hombres; los que detentan el poder sólo aceptarían a un Mesías que
hiciese ostentación de poder; no conocen a Dios (cf. 14,33-36) (31-32a); c) los
compañeros de suplicio (32b). Los tres grupos = la totalidad de Israel: los
representantes del régimen, los que aceptan sus decisiones y los rebeldes exaltados;
todos rechazan a un Mesías que da su vida sin defenderse con la violencia.
c) (15,33): El mediodía, lit. «la hora sexta». Las tinieblas
duran tres horas, aludiendo a los tres días de las que precedieron el éxodo de
Egipto (Éx 10,21s): anuncian la liberación universal «"la tierra
entera") y advierten a los que han condenado a Jesús de que se han
enfrentado con Dios (Am 8,9s; Jr 15,8s).
d) (15,34-41): Media tarde, lit. «la hora nona». La muerte.
Grito de Jesús (Sal 22,2); se renueva su dolor de Getsemaní: el pueblo judío ve
en su muerte un fracaso (15,29-32); no descubre en ella la revelación de Dios y
va a la ruina. Dios mío, confianza plena (14,36: Abba); Dios ha respetado la
libertad de los hombres y éstos no lo reconocen en su debilidad (33-34). Los
presentes interpretan mal el grito o se burlan de Jesús; según la doctrina de
los letrados (9,11), Elías debía preceder al Mesías y preparar su triunfo; ven
o pretenden ver en el grito de Jesús la confesión de su fracaso y el deseo de
ser liberado del suplicio. El vinagre, expresión del odio (Sal 69/68,22)
(35-36). Nuevo grito de Jesús: la voz y la efusión del Espíritu (verbo expirar,
gr. exepneusen), como en el bautismo (1,10s); ahora proceden de Jesús para la
humanidad entera (37). La cortina del santuario = la humanidad de Jesús (cf.
14,58: el santuario no hecho por hombres): al morir deja patente (se rasgó, cf.
1,10: «rasgarse el cielo») a Dios en el Hombre (de arriba abajo) (38); el
centurión, representante del mundo pagano, descubre a Dios en la muerte de
Jesús; Hijo de Dios, cf. 1,1 (39). Las tres mujeres (primera mención en Mc)
miran desde lejos (cf. 14,54, de Pedro): no se identifican con la muerte de
Jesús. Los hijos de esta María (que no es la madre de Jesús), han sido
mencionados en 6,3 como «hermanos» de Jesús. Otras mujeres presentes, pero no
los discípulos (40-41).
e) (15,42-47): El final del día, como en la cena (14,17);
víspera de fiesta (cf. 14,12). En Mc, José de Arimatea, persona de alta
posición y con cargo oficial, no es discípulo de Jesús, sino un judío piadoso
que había estado esperando el reinado de Dios, concebido a la manera del
judaísmo. Jesús había sido una esperanza, pero ésta había terminado con su
muerte (rodó una losa). Últimos honores. Presencia de dos de las mujeres (cf.
15,40).
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