PRIMERA LECTURA. Hechos 13,26-33.
26 Hermanos, descendientes de Abrahán y vosotros los adeptos, a nosotros se nos ha enviado ese mensaje de salvación.
27 Porque los habitantes de Jerusalén y
sus jefes no reconocieron a Jesús y, al condenarlo, cumplieron las
profecías que se leen cada sábado;
28 aunque no encontraron nada que mereciera la muerte, pidieron que lo mandara ejecutar.
29 Cuando realizaron todo lo que estaba escrito de él, lo descolgaron del madero y lo pusieron en un sepulcro.
30 Pero Dios lo resucitó de la muerte;
31 durante muchos días se apareció a
los que habían subido con él de Galilea a Jerusalén, y ellos son ahora
sus testigos ante el pueblo.
32 Y nosotros os damos la buena noticia, que la promesa hecha a los padres,
33 Dios nos la ha cumplido a nosotros los hijos resucitando a Jesús, como está escrito en el Salmo segundo:
Hijo mío eres tú,
yo te he engendrado hoy (Sal 2,7).
Explicación.
En la segunda parte (26-37) subraya
que los destinatarios de la liberación obrada por Jesús son el pueblo de
Israel y los que se le asimilan (26, cf. vv. 16.24). Excusa, en parte,
al pueblo y a las autoridades (cf. 3,17) y salva el escollo de la muerte
de Jesús (Mesías fracasado) presentándola como cumplimiento de
profecías que habían sido mal interpretadas (cf. 3,18) (27); la
sentencia que pronunciaron contra él fue una aberración legal (28).
Insiste en el cumplimiento de las profecías (29).
Según esta
presentación, la muerte no es un descrédito para Jesús, pues entraba en
los planes de Dios, ni tampoco excluye al pueblo judío de las promesas
de Dios. La promesa hecha a los padres se ha cumplido plenamente en
Jesús, pues al resucitarlo Dios de entre los muertos lo ha constituido
Mesías/Hijo, como lo confirma la cita del Sal 2,7; la rec. occ.
transcribe también la continuación: "Pídemelo: te daré en herencia las
naciones; en posesión, hasta los confines de la tierra" (Sal 2,8)
(30-33).
SALMO. 2,6-11.
6. “Yo mismo he ungido a mi rey
en Sión, mi monte santo”.
7. Voy a recitar el decreto del Señor:
Me ha dicho: “Tú eres mi hijo,
yo te he engendrado hoy”.
8. Pídemelo y de daré las naciones en herencia
en propiedad los confines del mundo.
9. Los triturarás con cetro de hierro,
los desmenuzarás como cacharros de loza.
10. Pues ahora, reyes, sed sensatos,
escarmentad los que regís el mundo:
11. servid al Señor con temor,
Explicación.
2.6 Con énfasis la primera persona.
2.8 El soberano ofrece cumplir una petición del nuevo rey: 1 Re 3,1-15; Sal 21,5; Is 7,11.
2.9 Alternativa: “los apacentarás”, cfr, Miq 5,1-5.
2.11 Texto dudoso y discutido. Según una corrección aceptada, “besadle los pies”, en gesto de homenaje. Someterse en sensatez.
Transposición cristiana.
Toda la tradición ha leído este como
mesiánico. Lo citan Hch 4,25s; 13,33; Heb 2,7; 5,5; Ap 12,5; 19,15;
véase también 1 Cor 15,24-28.
EVANGELIO. Juan 14,1-6.
La comunidad en camino hacia el Padre.
( Jn 14, 1-14)
1. No estéis intranquilos; mantened vuestra adhesión a Dios manteniéndola a mí.
2. En el hogar de mi Padre hay vivienda para muchos; si no, os lo habría dicho. Voy a prepararos sitio.
3. Cuando vaya y os lo prepare, vendré de nuevo y os acogeré conmigo; así, donde estoy yo estaréis también vosotros.
4. Y para ir donde yo voy, ya sabéis el camino.
5. Tomás le dijo:
- Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?
6. Respondió Jesús:
- Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie se acerca al Padre sino por mí.
Explicación.
Jesús tranquiliza a los discípulos,
inquietos por su marcha (1). La adhesión a Dios se hace en la persona de
Jesús (cf. 12,44). Relación de la nueva comunidad con el Padre y con
Jesús. Los discípulos serán miembros de la familia del Padre (2): Jesús
va a prepararles sitio; él es el Hijo, pero los que lo siguen serán
también hijos, hermanos de Jesús ((20,17). Donde estoy yo (cf. 7,34.36;
12,26; 17,24), en la esfera de Dios y del Espíritu, gracias al nuevo
nacimiento (3,6s).
El camino hacia el Padre (4) es la
práctica del amor leal. Para Tomás (5, cf. 11,16), la muerte no es un
tránsito, sino un final; aun después de la resurrección le costará
comprender (20,24ss). El camino (6) supone una meta; la verdad, un
contenido, que es la vida (1,4). Jesús es la vida porque es el único que
la posee en plenitud y puede comunicarla (5,26). Por ser la vida plena
es la verdad total, es decir, puede conocerse y formularse como la plena
realidad del hombre y de Dios. Es el único camino, porque sólo su vida y
su muerte muestran al hombre el itinerario que lo lleva a realizarse.
Para el discípulo, Jesús es la vida, porque de él la recibe; esta nueva
vida experimentada y consciente es la verdad; el camino, la asimilación
progresiva a Jesús, da un carácter dinámico de crecimiento a su vida y
verdad. El Padre no está materialmente lejano, el acercamiento a él es
el de la semejanza.
SÍNTESIS.
La comunidad de Jesús tiene que
recorrer un camino, metáfora que expresa el dinamismo de la vida, que es
crecimiento. El hombre se realiza por el camino de la solidaridad y la
entrega. Jesús acompaña siempre a los suyos en ese camino. El Padre
estará con ellos, pero su presencia no será estática, como un templo,
sino también itinerante y activa.
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