2 OPCIONES.
1ª OPCIÓN.
Primera Lectura. Génesis 2,4-9.15-17.
4Cuando
el Señor Dios hizo tierra y cielo, 5no habían aún matorrales en la
tierra, ni brotaba hierba en el campo, porque el Señor Dios no había
enviado lluvia a la tierra, ni había hombre que cultivase el campo 6y
sacase un manantial de la tierra para regar la superficie del campo.
7Entonces
el Señor Dios modeló al hombre de arcilla del suelo, sopló en su nariz
aliento de vida, y el hombre se convirtió en ser vivo.
8El Señor Dios plantó un parque en Edén, hacia Oriente, y colocó en él al hombre que había modelado.
9El
Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles hermosos de ver y
buenos de comer; demás, el árbol de la vida en mitad del parque y el
árbol de conocer el bien y el mal.
15El Señor Dios tomó al
hombre y lo colocó en el parque de Edén, para que lo guardara y lo
cultivara. 16El Señor Dios mandó al hombre:
17-Puedes comer
de todos los árboles del jardín; pero del árbol de conocer el bien y el
mal no comas; porque el día en que comas de él, tendrás que morir.
Explicación.
2,5-6 Lluvia o pozos: véase Dt 11,10-12.
2,7-15
Comienza con el movimiento clásico de liberación, "sacar de...
introducir en..." El primer hombre es sacado de la tierra y llevado,
introducido, en el parque expresamente plantado para él.
2,7
Dios trabaja a manera de alfarero, no con la mera palabra: Is 29,16;
Sal 33,15; 94,9; Tob 8,6. Su aliento es principio de vida: Job 10,8-11;
Sab 15,7-11 (cfr. Zac 12,1); transforma la estatua de arcilla en ser
vivo.
2,8 Edén significa delicia: es un parque de
recreo. "Árbol de la vida": Prov 3,18; 11,30; 13,12; 15,4. "Bien y mal":
Prov 3,18; 11,30; 13,12; 15,4. "Bien y mal": totalidad en la esfera de
los valores.
2,9 Prov 3,18.
2,15
Síntesis antes de introducir el tema del mandato. Dos verbos resumen el
don: tomar y colocar; otros dos resumen la tarea: guardar y cultivar.
Los primeros se usan en contextos de restauración: del destierro o la
diáspora a la tierra prometida, p. ej. Ez 36,24; 37,21; los otros dos
son típicos de la exhortación sobre la ley, con el significado de
"cumplir y servir".
2,16-17 La fórmula del mandato
"puedes..., no puedes..." y la ley con cláusula penal "eres reso de
muerte" proceden de los códigos israelitas, p. ej. Éx 20,9s; 21,12-17.
2,17 Dt 30,15.
Salmo. 104,1-2.27-30.
(Eclo 43)
2la luz te envuelve como un manto.
28se la echas y la atrapan,
29Escondes el rostro y se espantan,
y renuevas la faz de la tierra.
Explicación.
14Y convocando esta vez a la multitud les dijo:
-¡Escuchadme todos y entended! 15Nada que entra de era puede manchar al hombre; no, lo que le sale de dentro es lo que mancha al hombre.
17Cuando entró en casa, separándose de la multitud, le preguntaron sus discípulos el sentido de la parábola. 18El les dijo:
-¿Así que tampoco vosotros sois capaces de entender? ¿No os dais cuenta de que nada que entra de fuera puede manchar al hombre? 19Porque no entra en el corazón, sino en el vientre, y se echa en la letrina.
(Con esto declaraba puros todos los alimentos.)
20Yañadió:
-Lo que sale de dentro, eso sí mancha al hombre; 21porque de dentro, del corazón del hombre, salen las malas ideas: incestos, robos, homicidios, 22adulterios, codicias, perversidades, fraudes, desenfreno, envidia, insultos, arrogancia, desatino. 23Todas esas maldades salen de dentro y manchan al hombre.
EXPLICACIÓN
(7,14-15): Jesús convoca a los seguidores no israelitas (14: la multitud, d. 3,32; 5,24b); de ellos y de los discípulos espera que, a diferencia de «los de fuera», oigan y entiendan (cf. 4,12). Los discípulos se identifican así con «los Doce», y la multitud con «los que estaban en torno a él» de 4,10. Les expone el principio válido para la humanidad judía y pagana: nada externo puede separar al hombre de Dios, sólo el hombre mismo puede causar esta separación. Algunos mss. añaden el v. 16: «Si uno tiene oídos para oír, que escuche», cf 4,9.23.
(7,17-23): Los discípulos no comprenden un dicho que suprime la diferencia entre Israel y los paganos. Se separan de los otros seguidores y preguntan a Jesús en privado, interpretando el dicho como una parábola (4,11: las parábolas son para "los de fuera») (17). Jesús se lo reprocha: están a la altura de "los de fuera» (¿tampoco vosotros?, cf.4,11s) (18). Les explica el dicho (cf. 4,34): es la conducta injusta con los demás y el egoísmo, manifestado por la ambición de dinero (codicia) o el desenfreno de las costumbres lo que mancha al hombre. La relación con Dios no depende de la observancia de normas o de gestos religiosos, sino de la relación con los hombres (18-23).
2ª OPCIÓN.
Primera Lectura. Cantar de los Cantares 8,6-7
como un sello en tu corazón,
es cruel la pasión como el abismo;
7las aguas torrenciales
ni anegarlo los ríos.
con todas las riquezas de su casa,
Explicación.
8,6-7 Ésta es la cumbre del libro. Cuando por única vez se pronuncia el nombre apocopado Yah, como adjetivo. Cuando se evocan los poderes incontrastables de Muerte y su reino el Abismo. Cuando los elementos fuego yagua combaten y vence el fuego. Un amor de tales dimensiones ni se vende ni se compra. Se puede poner en boca de ambos (aunque el "tuyo" sea masculino), como dúo culminante. El sello se puede imaginar como una pieza suelta, en la muñeca o en el pecho, o como una marca impresa en el cuerpo.
Salmo. 148,1-2.11-14
alabad al Señor en lo alto;
14EI acrece el vigor de su pueblo.
39 Esta tenía una hermana llamada María, que se sentó a los pies del Señor para escuchar sus palabras.
40 Marta, en cambio, se dispersaba en múltiples tareas. Se le plantó delante y le dijo:
- Señor, ¿no se te da nada de que mi hermana me deje sola con el servicio? Dile que me eche una mano.
41 Pero el Señor le contestó:
- Marta, Marta, andas preocupada e inquieta con tantas cosas:
42 sólo una es necesaria. Sí, María ha escogido la parte mejor, y ésa no se le quitará.
EXPLICACIÓN.
B. Los dos grupos de seguidores. 38-42. Cambia el escenario: "una aldea" (reducto cerrado); temática: la verdadera acogida del mensaje. Paralelo con la "aldea" samaritana de 9,52 (38: también él entró en una aldea). En la escena no aparecen los discípulos. La doble mención de el Señor (39.40) saca a esta perícopa del plano histórico para ponerla en el paradigmático, mirando a las comunidades del tiempo de Lc.
Dos hermanas, figuras de los dos grupos de discípulos: Marta, de los que proceden del judaísmo/los Doce (9,1); María, de los Setenta (10,1). Marta, la comunidad judeocreyente, recibe a Jesús, pero sin aprender de él (38); María, la comunidad samaritana o no judía, queda en segundo plano, pero es la que le da plena acogida. A los pies del Señor (39), alusión a la pecadora (7,38.44-46).
Marta quiere arrastrar a su hermana a su dispersa actividad sin mensaje, inútil (múltiples tareas = observancia legal); el deseo de Marta corresponde al expresado antes por Juan en nombre de los Doce: imponer su modo de seguimiento a los que no pertenecen a ese grupo (9,49s) (40). Preocupaciones que ahogan el mensaje (8,14) (41). Una sola cosa (42: cf. 12,31; 18,22): el reinado de Dios, nueva tierra prometida, es la mejor parte, en comparación con la antigua tierra (Sal 16,5s; 73,26; 119,57; 142,6), el reino de Israel al que aún aspiran los Doce.
Samaría, que por su idolatría había perdido su herencia en Israel encuentra ahora su parte de la herencia en Jesús. El Israel mesiánico, que no escucha el mensaje, quiere conservar como herencia la antigua tierra prometida. Una temática paralela se encuentra en 18,15-17.
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