PRIMERA LECTURA. Hebreos 3,7-14.
7Por eso, como dice el Espíritu Santo:
Si hoy oís su voz, 8no endurezcáis el corazón
como en el tiempo de la rebelión,
como el día de la prueba en el desierto,
9cuando vuestros padres me pusieron a prueba y me
tentaron, aunque habían visto mis obras
10durante cuarenta años.
Por eso me indigné contra aquella generación y dije:
"Su corazón está siempre extraviado,
no han conocido mis caminos:
11como lo juré en mi cólera,
nunca entrarán en mi descanso" (Sal95,7-11).
12Cuidado, hermanos, con que ninguno de vosotros tenga un corazón dañado por la incredulidad, que lo haga desertar del Dios vivo; 13no, mientras resuena ese "hoy", animaos unos a otros día tras día, para que ninguno se endurezca seducido por el pecado. 14Porque somos compañeros del Mesías siempre que mantengamos firme hasta el final la actitud del principio,
Explicación.
Exhortación a la fidelidad basada en el Sal 95. Los cristianos han de escuchar la voz de Jesús Mesías, no como los israelitas, que desoyeron la de Moisés en el desierto; alusión al episodio de Masá (Éx 17,7) (7-11).
El autor aplica Sal 95,7-11 a su época; también "hoy" sigue resonando la invitación divina; la comunidad, fuente de ánimo para todos (13: unos a otros cada día). El Mesías (14) había de conducir el éxodo definitivo. El peligro está en el cansancio de la fe, que puede decaer de su actitud inicial; precisamente por la falta de fe de los israelitas no alcanzaron la meta de la tierra prometida (17, cf. Nm 14,21-23) (12-19).
SALMO. 95,6-11.
(Heb 3,7-4,10)
6Entrad, doblegados rindamos homenaje
bendiciendo al Señor, Creador nuestro.
7Que él es nuestro Dios y nosotros su pueblo,
el rebaño de su aprisco.
¡Ojalá le hagáis caso hoy!:
8«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de la prueba en el desierto:
9cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mi acción.
10Cuarenta años me asqueó aquella generación,
dije: Son un pueblo de corazón extraviado
que no reconoce mi camino.
11Por eso juro indignado
que no entrarán en mi descanso».
Explicación.
95,6-7a Invitatorio segundo. Entrada y homenaje al "Hacedor" del pueblo: Is 27,7; 44,2; 51,13 etc.), y pastor del "rebaño": Sal 74,1; 79,13; 100,3.
95,7b Una voz invita a escuchar "hoy" un mensaje actualizado.
95,8-9 Por la etimología, Meribá suena a Fuente del careo, Masá, a someter a prueba; compárese con Dt 33,8.
95,11 En particular Nm 14,28-30.
Transposición cristiana.
Nos la da hecha el comentario de Heb 3,7-4,11, aplicado a la situación cristiana.
EVANGELIO. Marcos 1,40-45.
40Se le acercó un leproso y le suplicó de rodillas:
-Si quieres, puedes limpiarme.
41Conmovido, extendió la mano y lo tocó diciendo:
-Quiero, queda limpio.
43 Al momento se le quitó la lepra y quedó limpio. 43Reprimiéndolo, lo sacó fuera enseguida 44 y le dijo:
-¡Cuidado con decirle nada a nadie! Al contrario, ve a que te examine el sacerdote y ofrece por tu purificación lo que prescribió Moisés como prueba contra ellos.
45Pero él, al salir, se puso a proclamar y a divulgar el mensaje a más y mejor; en consecuencia, Jesús no podía ya entrar manifiestamente en ninguna ciudad; se quedaba fuera, en despoblado, pero acudían a él de todas partes.
EXPLICACIÓN.
El leproso es el caso extremo y el prototipo de la marginación religiosa. y social, impuesta por la Ley (Lv 13,45s). Al acercarse a Jesús está violando la Ley. Si quieres, puedes, dicho de Dios en Sab 12,18 (40). Conmovido, usado de Dios en el judaísmo (en el NT, sólo de Jesús): el amor de Dios por los hombres, manifestado en Jesús. Él no reconoce marginación alguna; la establecida por la Ley no corresponde a lo que Dios es y quiere: el reinado de Dios no excluye a nadie de la salvación. Viola la ley, toando al leproso (41). Es pronto para divulgar un mensaje tan radical, la invalidez de la ley de lo puro/impuro y la Igualdad de todos !os hombres ante el Reino. Los ritos impuestos por Moisés (no por Dios; cf Lv 14,1-32) demuestran la dureza de aquel pueblo (como prueba contra ellos, cf Dt 31,26) (42-44). Desobediencia del hombre. En consecuencia, Jesús queda marginado, pero aumenta el concurso de gente (45). Se abre así el Reino a todos los excluidos como Impuros por la Ley judía, incluidos los paganos.
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