viernes, 30 de abril de 2021

4 DE JUNIO

 Primera Lectura. Tobías 11,5-17.

5Ana estaba sentada, oteando el camino por donde tenía que llegar su hijo. 6Tuvo el presentimiento de que llegaba, y dijo al padre:
-Mira, viene tu hijo con su compañero.
7Rafael dijo a Tobías antes de llegar a casa:
8-Estoy seguro de que tu padre recuperará la vista. Úntale los ojos con la hiel del pez; el remedio hará que las nubes de los ojos se contraigan y se le desprendan. Tu padre recobrará la vista y verá la luz.
9Ana fue corriendo a arrojarse al cuello de su hijo, diciéndole:
-Te veo, hijo, ya puedo morirme.
Y se echó a llorar.
10Tobit se puso en pie, y, tropezando, salió por la puerta del patio. 11Tobías fue hacia él con la hiel del pez en la mano; le sopló en los ojos, le agarró la mano y le dijo:
-Ánimo, padre.
12Le echó el remedio, se lo aplicó y luego con las dos manos le quitó como una piel de los lagrimales. 13Tobit se le arrojó al cuello, llorando, mientras decía:
-Te veo, hijo, luz de mis ojos.
14Luego añadió:
"Bendito sea Dios,
bendito su gran nombre,
benditos todos sus ángeles
por siempre.
Que su nombre glorioso 
nos proteja,
porque si antes me castigó
ahora veo a mi hijo, Tobías.
15Tobías entró en casa contento y bendiciendo a Dios a voz en cuello.  Luego le contó a su padre lo bien que le había salido el viaje: traía el dinero y se había casado con Sara, la hija de Ragüel: 
-Está ya cerca, a las puertas de Nínive.
16Tobit salió al encuentro de su nuera, hacia las puertas de Nínive. Iba contento y bendiciendo a Dios, y los ninivitas, al verlo caminar con paso firme y sin ningún lazarillo, se sorprendían. Tobit les confesaba abiertamente que Dios había tenido misericordia y le había devuelto la vista. 17Cuando llegó cerca de Sara, mujer de su hijo, Tobías, le echó esta bendición:
-¡Bienvenida, hija! Bendito sea tu Dios, que te ha traído hasta aquí. Bendito sea tu padre, bendito mi hijo, Tobías, y bendita tú, hija. ¡Bienvenida a ésta tu casa! Que goces de alegría y bienestar. Entra, hija.

Explicación.

11,8 "Verá la luz" hace eco a 3,17.

11,10 La Vulgata amplifica con detalles acertados el encuentro.

11,12 La Vulgata amplifica el proceso de curación. El paralelismo de las medicinas invita a la reflexión. Dos remedios sacados del mismo pez ahuyentaron un demonio maléfico y el velo de la ceguera. El demonio atenta contra la vida, la ceguera es como muerte en vida (5,10). El hombre no debe sucumbir a sus demonios ni a sus debilidades, cuando hay remedios para librarse de ambos. Ni magia ni milagro. Lo único extraordinario es el saber sobrehumano que el ángel comunica a los fieles de Dios. Ben Sira sale por los fueros de los médicos (Eclo 38,1-8). El ángel se ha escondido para revelar los remedios, después ha exigido la colaboración del hombre. Esto lo ha aprendido Tobías en su viaje. El dinero depositado durante veinte años ha servido para poner en marcha los descubrimientos. El dinero no es más que dinero, vale más el hijo (5,19). Pero el hijo valdrá más cuando haya aprendido y sepa hacer algo más que estar cerca consolando.

11,13 "Luz de mis ojos": la expresión (10,5) suena ahora con acento triunfal.

11,14 Tradicionalmente los ángeles son invitados a bendecir a Dios (Sal 103,20; 148,2). Bendecir a los ángeles es una anomalía o una singularidad del narrador. Tobit bendice a los ángeles sin saber todavía quién es Rafael. "Nos proteja" o "esté sobre nosotros" (cfr. Nm 6,27).

Salmo: 146; 1-2.6-10.

1¡Aleluya! Alaba, alma mía, al Señor
2alabaré al Señor mientras viva,
tañeré para mi Dios mientras exista. 
6que hizo el cielo y la tierra
el mar y cuanto hay en ellos;
que mantiene su fidelidad perpetuamente
7que hace justicia a los oprimidos;
que da pan a los hambrientos.
El Señor libera a los cautivos.
8EI Señor da vista a los ciegos
el Señor endereza a los que se doblan,
el Señor ama a los honrados,
9el Señor guarda a los emigrantes;
sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
10El Señor reina eternamente
tu Dios, Sión, de edad en edad.
Aleluya.
Explicación.
146,1-2 "Mientras viva" cambia y explica la expresión "siempre" de otros salmos.
146,2 Sal 118,9.
146,6a División tripartita del universo. Seres celestes son los astros.
146,6b-7a "Fidelidad y justicia" pueden definir el gobierno del Señor; véanse Jr 50, 33; Sal 103,6.
146,7b La preocupación por los cautivos parece afirmarse con el destierro: Is 49,9; 61,1. Del sentido propio se pasa fácilmente a significar otras cautividades, físicas o espirituales.
146,8a También la ceguera admite significados metafóricos: Is 42,7.16-19; 43,8.
146,8b-9 En los extremos coloca a "honrados / malvados" o inocentes y culpables. Hay que tomarlos como correlativos. En medio, como caso particular las tres categorías tradicionales de "emigrantes, huérfanos y viudas".
146,9 Ex 22,21 s.
146,10 Sión es la capital de Dios Rey: Miq 4,7.

Transposición cristiana.
Para el tema de la realeza de Dios y de su Mesías citamos Ap 11,15. Jesús desata a la mujer encadenada (Lc 13,16), abre los ojos a los ciegos (Mt 9,30; 11,5), alimenta a los hambrientos (Mt 14,13-21).

Evangelio: Marcos 12,35-37.

Doctrina de los letrados. El hijo/sucesor de David. (Mt 22,41-46; Lc 20,41-44).

35Mientras enseñaba en el templo, abordó Jesús la cuestión preguntando:
-¿Cómo dicen los letrados que el Mesías es sucesor de David? 36David mismo, movido por el Espíritu Santo dice:
Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha,
mientras hago de tus enemigos estrado de tus pies (Sal 110,1).
37 David mismo lo llama Seór; entonces, ¿de dónde sale que es sucesor suyo?
La multitud, que era grande, disfrutaba escuchándolo.

Explicación.

(12,35-37): Doctrina de los letrados sobre el Mesías. Desde la entrada en Jerusalén y la aclamación mesiánica de la multitud (11,9s), estaba pendiente la cuestión del mesianismo de Jesús. Ataca la doctrina de los letrados. El Mesías no es hijo/sucesor de David (cf. 10,47s), sino su Señor (cf. 11,3). Es decir, David no es modelo para el Mesías ni el reino de éste va a limitarse a Israel. Jesús rechaza el mesianismo davídico, el de un rey guerrero y victorioso, fomentado por la enseñanza oficial (letrados). La restauración de trono de David y la hegemonía de Israel sobre los demás pueblos no son más que una ilusión y son incompatibles con el designio universal de Dios (cf. 8,33: «la idea de Dios»; 3,14, Israel, al servicio de los demás pueblos).

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