lunes, 19 de abril de 2021

28 DE MAYO

Primera Lectura. Eclesiástico 44,1.9-13.

1Voy a hacer el elogio de los hombres de bien,
de la serie de nuestros antepasados: 
9Otros no dejaron recuerdo, y acabaron al acabar su vida:
fueron como si no hubieran sido, y lo mismo sus hijos tras ellos.
10No así los hombres de bien:
su esperanza no se acabó,
 
11 sus bienes perduran en su descendencia,
su heredad pasa de hijos a nietos.
12Sus hijos siguen fieles a la alianza,
y también sus nietos, gracias a ellos.
13Su recuerdo dura por siempre,
su caridad no se olvidará. 

Explicación.

44,1 El término "de bien" es el clásico hsd: hombres que han recibido de Dios la bondad o misericordia, y la ejercitan con los demás. Lo cual significa ya una selección en la mente del autor: bienhechores. Además los considera en su categoría de "antepasados", con fuerte expresión de continuidad y pertenencia: casi tradición biológica.  

 44,9 Parece pensar en hombres no incluidos en la lista precedente, como si dijera: "Hay hombres que ... en cambio otros .." ; lo cual prepara, por contraste, la estrofa siguiente. El no dejar apellido ni recuerdo es maldición o desgracia, Eclo 41,9.

44,10-15 Repite la fórmula del verso primero. La continuidad de las generaciones y la del recuerdo forman la tradición de Israel. El recuerdo hace presentes y actuales los antepasados, como los descendientes hacen presente una estirpe. El recuerdo está ligado a la caridad, según la convicción del autor, Eclo 40,17; Sal 112: es la práctica de la "misericordia" que encabeza el fragmento. Pero el hombre no sobrevive, sólo perdura su fama: compárese con Eclo 39,9-11.

Salmo. 149,1-6.9.

1¡Aleluya! Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza
en la asamblea de los leales;
2festeje Israel a su Creador,
los Hijos de Sión a su Rey.
3Alabad su nombre con danzas,
tañendo para él panderos y cítaras;
4porque el Señor ama a su pueblo
y corona con su victoria a los oprimidos.
5Que los leales celebren su gloria
y canten jubilosos desde sus lechos:
6en las gargantas vítores a Dios,
en las manos espadas de dos filos,
9Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus leales. ¡Aleluya!
149 Género y situación. Himno: fiel a las reglas en la primera estrofa, algo libre en la segunda. Después de todos los himnos que hemos encontrado en el salterio, éste tiene un perfil propio, inconfundible. "Cántico nuevo" es fórmula oída, que aquí resulta convincente. La originalidad proviene de la situación: razones fuertes nos persuaden que es el tiempo de las luchas macabeicas. Voy a concentrarlo en el tema de los "Leales".
Los Leales. Ocupan un puesto importante: al principio del salmo, al final, al comenzar la segunda estrofa; caso único. Son una "asamblea": conocemos asambleas de la comunidad, de Santos celestes (Sal 89,6), de Ánimas en el seol  (Prov 21,16); de los leales sólo aparece aquí y en 1 Mac 2,42. Son "su pueblo": título que se arrogan los del partido macabeico.
Son devotos y combativos: una especie de orden militar por adelantado. Devotos: ejercen su devoción de modo rumoroso y expresivo. Reconocen a Yhwh como su Hacedor y su rey: no aceptan reyes extranjeros ni cuentan con un rey davídico. Combativos: oponen armas a armas, violencia justa a violencia injusta: muy lejos de Is 30,5. Tan justa es su acción militar, que en ella ejecutan la "sentencia dictada" por Dios, y gozan ejecutándola.
149,2 "Creador" o hacedor de la nación. “Hijos de Sión": tiene un solo antecedente, JI 2,23. Creo que aquí denota a cuantos aman la causa de la ciudad: cfr. Is 66,8.10.
149,3 "Danzas": algunos imaginan una danza sacra de espadas (Ez 21,14-22), una pantomima cuyo texto, que va explicando la acción, es el salmo. Unos hacen de enemigos vencidos, otros fingen la ejecución; concluyen cantando la victoria.
149,4 Estos "oprimidos" quizá procedan de Sof 2,3.
149,5 "Celebren su gloria": semejante a Is 13,3. Creo que es enfático, "incluso en el lecho"; inspirado en Dt 6,7.
149,6 Recuerda Neh 4,11. El fervor religioso de la lucha se expresa en las arengas de los Macabeos: 1 Mac 1, 18s; 4,9-13; 9,44-47.
149,9 La ejecución del culpable puede ser competencia honorífica, como muestra Jue 8,20s.
Transposición cristiana.
Leyendo el aviso de Jesús a Pedro, Mt 26,52-54, vemos que las batallas del salmo tienen que transponerse a otro orden, p. ej. como lo propone Ef 6,12. 
 
Evangelio. Marcos 11,11-25.

VII.EN EL TEMPLO: DENUNCIA Y CONTROVERSIA  
Maldición de la higuera (Mt 21,18-29) 
11Entró en Jerusalén, esto es, en el templo, lo miró todo en torno y, como era ya tarde, salió para Betania con los Doce.12 Al día siguiente, cuando salieron de Betania, sintió hambre. 13Viendo de lejos una higuera con hojas, fue a ver si encontraba algo en ella, pero al acercarse no, encontró nada más que hojas, porque el tiempo no habla sido de higos. "Reaccionó diciéndole:  
-Nunca jamás coma ya nadie fruto tuyo.
Los discípulos lo estaban oyendo. 
 
Denuncia del templo (Mt 21,12-17; Lc 19,45-48; Jn 2,13-22)
15Llegaron a Jerusalén, entró en el templo y empezó a echar a los que vendían y compraban allí; volcó las mesas de los cambistas y los asientos de los que vendían palomas; 16y no consentía que nadie transportase objetos atravesando por el templo. 17Luego se puso a enseñar diciendo:
-¿No está escrito: “Mi casa ha de llamarse casa de oración para todos los pueblos”? En cambio, vosotros la tenéis convertida en una cueva de bandidos.
18Se enteraron los sumos sacerdotes y los letrados y buscaban una manera de acabar con él; de hecho, le tenían miedo, porque toda la multitud estaba impresionada de su enseñanza.
19Cuando anocheció, salieron fuera de la ciudad.
 La higuera seca (Mt 21,20-22) 
20 Al pasar por la mañana vieron la higuera seca de raíz. 21 Pedro se acordó y le dijo a Jesús:    
-Rabbí, mira, la higuera que maldijiste se ha secado.
22Jesús le repuso:
-Tened fe en Dios. 23 Os aseguro que quien diga a ese monte: “Quítate de ahí y tírate al mar”, y no vacile en su interior, sino que tenga fe en que lo que dice va a suceder, lo obtendrá. 24Por eso os digo: cualquier cosa que pidáis en vuestra oración, tened fe en que la habéis recibido y la obtendréis. 25Y cuando estéis orando, perdonad lo que tengáis contra quien sea, para que también vuestro Padre del cielo os perdone vuestras faltas.
EXPLICACIÓN.
El templo, como «la aldea», incluido en / dominado por Jerusalén; manipulación de Dios (11). 
11,12-12,4. Séptima sección: En el templo. El tema del dinero aparece en el tríptico inicial (11,12-25; cf. 15-17) Y en la perícopa final (12,41-44). Entre estas unidades se intercalan dos trípticos de polémica (11,27-12,17; 12,28-40), separados por una perícopa central (12,18-27).
12-25. Tríptico inicial: La denuncia del templo (11,15-19), situada entre la maldición de la higuera (11,12-14) y su cumplimiento (11,20), hace de la higuera una figura del templo/institución.
a) (11,12-14): Frondosidad engañosa que oculta la esterilidad (13); el tiempo no había sido de higos (impf. por plpf., como en 11,32), alusión a 1,15: «Se ha cumplido el plazo/tiempo», el de la antigua alianza, que no ha dado fruto (13). Jesús confirma su esterilidad para siempre: ha terminado su papel histórico (14).
b) (11,15-19): El templo, instrumento de explotación económica: comercio religioso (cf. Zac 14,21), cambio de moneda (alusión al tributo, a las ofrendas y al tesoro); en particular, explotación de los pobres (ofrenda de palomas para sacrificios expiatorios, cf. Lv 5,7; 14,22.30s) (15); profanado, convertido en vía pública (16). La enseñanza explica la denuncia; para todos los pueblos (Is 56,7): traición a la misión universal de Israel; debía haber constituido una sociedad justa que hubiese atraído a los paganos al conocimiento del verdadero Dios· cueva de bandidos Gr 7,11), donde se almacena el botín de las depredaciones (alusión al tesoro); se insinúa ya la destrucción del templo (cf. Jr. 7,12-15) (17). Intención y miedo de los dirigentes (18; cf. 14,1). Jesús no pasa la noche en la ciudad (19).
c) (11,20-25): La maldición ha causado la muerte de la higuera (cf. 13,2: destrucción del templo); lo que no cumple su finalidad no tiene razón de existir (20). Por segunda vez, Pedro muestra su actitud llamando a Jesús Rabbí (cf. 9,5; Judas en 14,45), maestro que se atiene a la tradición del judaísmo, y le hace notar el poder de su palabra: podría aniquilar a sus enemigos sin necesidad de afrontar la muerte (cf. 2 Re 2,24; 9,25s.34-37); pero la ruina de la higuera/institución no se debe a la sola palabra de Jesús, sino a su denuncia y ruptura, que le acarreará la muerte (11,17s) (20-21). Tener fe, cf. 4,40, en contraste con el miedo; exhortación a no temer (2). También el discípulo debe romper radicalmente con la institución (el monte, el del templo u otro que simbolice un sistema legitimado por la presencia divina) y desear su desaparición (quítate de ahí y tírate al mar, cf. 5,13); su ruptura tendrá eficacia si no vacila, pues, como en el caso de Jesús, la institución se propondrá suprimir a los que rompen con ella (23). Explica el «tener fe en Dios» (d. v. 22): la fuerza de Dios, a disposición del discípulo, para afrontar las consecuencias de su ruptura (24). Condición: no sentir hostilidad contra los hombres: la ruptura no se hace por odio a los opresores, sino para evitar que continúe la opresión. Exclusión de todo espíritu de violencia (25). Algunos mss. añaden el v. 26, tomado de Mt 6,15.

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