viernes, 30 de abril de 2021

21 DE JUNIO

2 OPCIONES.

1ª OPCIÓN.

 Primera Lectura. Génesis 12,1-9.

1El Señor dijo a Abrán:
-Sal de tu tierra nativa 
y de la casa de tu padre,
a la tierra que te mostraré.
2Haré de ti un gran pueblo,
te bendeciré, hará famoso
tu nombre,
y servirá de bendición.
3Bendeciré
a los que te bendigan,
maldeciré
a los que te maldigan.
Con tu nombre se bendecirán
todas las familias del mundo.
4Abrán marchó, como le había dicho el Señor, y con él marchó Lot. Abrán tenía setenta y cinco años cuando salió de Jarán.
5Abrán llevó consigo a Saray, su mujer; a Lot, su sobrino; todo lo que había adquirido y todos los esclavos que había ganado en Jarán. Salieron en dirección de Canaán y llegaron a la tierra de Canaán.
6Abrán atravesó el país hasta la región de Siquén y llegó a la encina de Moré (en aquel tiempo habitaban allí los cananeos). 
7El Señor se apareció a Abrán y le dijo:
-A tu descendencia le daré esta tierra.
El construyó allí un altar en honor del Señor, que se le había aparecido.
8Desde allí continuó hacia las montañas al este de Betel, y plantó allí su tienda, con Betel a poniente y Ay a levante; construyó allí un altar al Señor e invocó el nombre del Señor.
9Abrán se trasladó por etapas al Negueb.

Explicación.

12,1-9 En vez de interrumpirse la línea de las generaciones, comienza algo nuevo. En el vacío de la esterilidad de Sara resuena la palabra del Señor: al principio creadora del universo, ahora creadora de la historia. Sin introducción, sin precisar la escena o el momento, la palabra bja y hace un corte en la historia de la humanidad. Véase el comentario de Pablo en Rom 4.


          Es un mandato categórico, sin explicaciones. Abrán tiene que cortar todas las ligaduras, cada vez más particulares, que lo atan. Y ha de comenzar bajo el signo de la salida -hacia el gran éxodo futuro de sus descendientes- y con la esperanza del descubrimiento: a cambio de la tierra que deja, el Señor le mostrará otra. Véase el comentario de Heb 1.

12,2 A cambio de la familia que deja le dará como familia un pueblo. Y un nombre que será sinónimo de bendición. Cfr. Is 51, 1s; Gal 3,8.

12,3 Dios estará de parte de él y lo hará punto de referencia, arista de decisión. Será para otros desafío y también canal de bendición. Los hombres, al bendecir a Abrán, reconociéndolo bendito de Dios, se harán acreedores a la bendición divina: Is 19,24s; Jr 4,2; Sal 72,17.

12,4 La respuesta de Abrán es obediencia sencilla. Comienza la gran aventura de la fe (Heb 11,8).

12,6-9 En tres etapas se estiliza el recorrido de la tierra: Siquén, vieja ciudad central, Betel, viejo lugar de culto, el Negueb, desierto meridional. En el corazón de la tierra extranjera el Señor tiene un adorador y varios altares. Por la fe de Abrán el nombre del Señor comienza a ser invocado en la tierra prometida (cfr. 4,26).

Salmo. 33,12-13.18-20.22

12 Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que se escogió como heredad.

13 Desde el cielo se fija el Señor
mirando a todos los hombres.

18 Mira: el ojo del Señor sobre sus fieles,
que esperan en su misericordia,
19 para librar su vida de la muerte
y mantenerlos en tiempo de hambre.

20 Nosotros aguardamos al Señor
que es nuestro auxilio y escudo;

22 Que tu misericordia nos acompañe,
Señor, como lo esperamos de ti.


Explicación.

33,12 La elección es única, exclusiva, iniciativa de Dios sin mención de méritos. También esta decisión es justa: cfr. Dt 33,29.

33,13-15 Prolonga dos líneas precedentes juntándolas: la línea de la "justicia" se completa con el conocimiento adecuado del juez; la línea de los proyectos humanos se prolonga en la penetración hasta el "corazón", donde fraguan los planes antes de su ejecución. Dios puede frustrar un proyecto en su fuente. Abarca a todos los hombres sin distinción.

33,18-19 El destino del pueblo escogido es un sistema de contrastes. A la derrota militar no se opone la victoria militar de Israel, sino la intervención del Señor. A la mirada universal escrutadora, la mirada protectora. Todo lo domina la "misericordia", que alcanza el límite último de la vida y la muerte.

33,19 También el rey de Israel puede fracasar en sus planes, si ésos no respetan el designio del Señor. En tiempo de guerra y en tiempo de hambre lo importante es "confiar" en el Señor, cuyo "designio" es "conservar la vida": Gn 50,20. Por eso al final del salmo se impone la "esperanza" y "confianza" enla "misericordia" del Señor.

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

Podemos fijarnos en la escena de Getsemaní: en la oración de Jesús para aceptar el designio del Padre; en el intento armado de un discípulo contra el plan de Dios. En el prólogo de Juan, 1,3 se cita o se alude a los versos 6.9 del Salmo. 

Evangelio. Mateo 7,1-5.

1 No juzguéis y no os juzgarán;
2 porque os van a juzgar como juzguéis vosotros, y la medida que uséis la usarán con vosotros.
                      3 ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo?
4 O ¿cómo vas a decirle a tu hermano: "Deja que te saque la mota del ojo", con esa viga en el tuyo?
5 Hipócrita, sácate primero la viga de tu ojo; entonces verás claro y podrás sacar la mota del ojo de tu hermano.

Explicación.

Criterios que han de regir la vida de la comunidad. El gran defecto es la falta de amor (la viga). Aviso contra los que, por los defectos de otros, rompen la relación con ellos. Actuando así, la rompen con Dios (1-5).  

2ª OPCIÓN.

Primera Lectura. 1 Juan 5,1-5

1Quien cree que Jesús es el Mesías ha nacido de Dios, y quien ama al que da el ser ama también a todo el que ha nacido de él.

2Ésta es la señal de que amamos a los hijos de Dios, que amamos a Dios cumpliendo sus mandamientos, 3porque amar a Dios significa cumplir sus mandamientos.
Sus mandamientos no son una carga, 4porque todo el que ha nacido de Dios vence al mundo; y ésta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. 5Pues, ¿quién puede vencer al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?

EXPLICACIÓN.

1-5. La fe/adhesión a Jesús-hombre como Mesías salvador es señal de haber nacido de Dios, es decir, de haber recibido su Espíritu. Se opone el autor a los que minusvaloraban la humanidad de Jesús, afirmando que «el Mesías» es una realidad celeste que descendió sobre Jesús en su bautismo y se separó de él antes de su crucifixión. La muerte del hombre Jesús, fundamento del compromiso cristiano de amor a los hombres, no tenía valor para ellos ni, por tanto, se sentían vinculados por ese compromiso.

El Espíritu instaura la relación Padre-hijo entre el hombre y Dios, y amar al Padre lleva consigo amar a todos los que a él se parecen (1).

El autor ha mostrado que el amor tiene su origen en Dios y que el amor a Dios, reflejo del que él nos tiene, se demuestra con el amor a los hermanos. Ahora considera lo mismo desde el punto de vista opuesto: tampoco es posible amar a los hermanos sin tener el amor a Dios, que se traduce en la fidelidad a su designio. Sólo ateniéndose a los mandamientos, es decir, amando como Jesús ha amado (cf. 3,23) se puede estar seguro de que el amor a los demás es verdadero (2-3a).

Esto no es difícil cuando se desprecian los valores del mundo. Tal es la victoria que da la fe/adhesión a Jesús (cf. Jn 16,33): reconociéndolo por Hijo de Dios se adoptan sus valores, contrarios a los del orden injusto (3b-5).

Salmo. 16,1-2.5.7-8.11

1 ¡Guárdame, Dios, que me refugio en ti!
2 Declaro:
al Señor,
Tú eres mi dueño,
no tengo bien fuera de ti.

5 El Señor es la porción de mi lote y de mi copa;
tú controlas mi suerte:

 7 Bendigo al Señor que me aconseja,
aun de noche me instruyen mis entrañas.
8 Pongo siempre al Señor ante mí,
con él a mi derecha no vacilaré.

 11 me enseñarás un camino de vida,
me colmarás de gozo en tu presencia,
de delicias perpetuas a tu diestra.

Explicación.

16,1 El comienzo es una variante de comienzo convencional. Se dirige al Dios supremo, ´el , como "guardián": cfr.. Sal 121.

16,2 El femenino "bien" aplicado al Señor es excepcional; puede estar inducido por el tema de la tierra; cfr. Sal 65,12; 68,11. Otros leen pregunta retórica así: "mi dicha ¿no está en ti?".

16,5 En el reparto de la tierra los levitas no reciben un lote, pues deben vivir del templo: Nm 18,20s; Dt 10,9; 18,1.
Este verso pesa mucho en la reconstrucción del comienzo.

16,7 El Señor es mi consejero personal. A su consejo reacciona la intimidad más honda, "los riñones" como sede de pasiones, como zona semiconsciente que el Señor sondea e ilumina. Es fórmula excepcional.

16,8 También excepcional por el verbo tan escogido y por ser el orante sujeto: la presencia de Dios se hace constante en la conciencia. Véase en contraste Ez 14,3. "Vacilar": en el supuesto, sacerdotal, o en la posición, vital.

16,11 Aunque bien establecido, se encuentra en camino: vivir es progresar hacia un término positivo: gozo, saciedad, delicias sin fin. Moisés pidió al Señor que le mostrara el camino, y el Señor accedió (Éx 33,13); pidió ver su gloria, y el Señor le enseño su bondad, no su rostro (Éx 33,18-20). El orante del salmo comienza con la "bondad"; al final Dios le enseña el camino y muestra su rostro. Más allá no queda nada.

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

Aplican el salmo a Cristo resucitado. Hch 2,24 y 13,34. Pronunciado por Cristo, con variedad de 

Evangelio. Mateo 22,34-40

34 Los fariseos, al enterarse de que Jesús había tapado la boca a los saduceos, se congregaron
35 y uno de ellos, que era jurista, le preguntó para tentarlo:
                       36 - Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?
                       37 Él le contestó:
                       - "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente" (Dt 6,5).
38 Éste es el mandamiento principal y el primero,
39 pero hay un segundo no menos importante: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Lv 19,18).
40 De estos dos mandamientos pende la Ley entera y los Profetas.

EXPLICACIÓN.

34 - 40. Un jurista, delegado del partido fariseo. Cuestión muy discutida; ordinariamente se consideraba la observancia del sábado el más importante mandamiento (34-36). Jesús responde con los textos de Dt 6,5 y Lv 19,18. Dos mandamientos inseparables: quien da su adhesión a Dios, ha de conformar su conducta a la de Dios, el gran bienhechor del hombre (37s). Todo el AT es una explicitación de estos dos mandamientos (40). Su observancia habría hecho de Israel una sociedad justa, pero el proyecto de Dios ha fracasado (21,13).

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